Basada en el exitoso libro de Kathryn Stockett esta historia se sitúa en Mississippi en los años 60, donde una chica de la sociedad sureña de Estados Unidos decide escribir la historia de las criadas de su comunidad.
Esta decisión crea una revolución en la cotidianidad su la pequeña ciudad, puesto que lo que cuentan las mujeres negras que han pasado su vida cuidando a prominentes familias de la zona, desafía las normas morales de la cerrada e intolerante sociedad donde vive.
Pero en su camino, tortuoso por demás, forjará otro tipo de hermandad con aquellas criadas que también forman parte del pensamiento e idiosincrasia de los estados sureños.
El director Tate Taylor quien solo había proporcionado un anterior título “Pretty Ugly People” (2008) se enfrasca en ofrecer una historia que de por sí ya cuenta con el favor del público, de esa audiencia acostumbrada a asimilar relatos complacientes. Pero no es que estoy en contra del filme por ser conmovedora hasta cierto punto o estar llena de humor con cierto resguardo, es que se descubre inmediatamente por donde va el filme.
Tengo que reconocer que las historias con reivindicaciones morales o sociales siempre forjarán sentimientos a favor de su discurso. El caso de “Historias cruzadas” apunta todo en este sentido.
Lo interesante son las actuaciones que compensan su desempeño como trabajo coral. La actriz Viola Davis, nominada al Oscar por esta película, se desarrolla con todo carisma donde su personaje atrapa al público desde el inicio.
Lo mismo sucede con los secundarios que completan su función electiva dentro del cuadro dramático existente. La lección moral se impone y la reivindicación social se expresa de una manera que todo sale equilibrado.
Si desean ver un filme que les retribuirá algunos desencantos de las opciones pasadas en la cartelera de cine, “Historias cruzadas” es una buena opción.