Título original: Hercules: The Thracian Wars. Género: Aventura. Dirección: Brett Ratner. Guión: Ryan Condal, Evan Spiliotopoulos (Novela gráfica: Steve Moore, Admira Wijaya). Reparto: Dwayne "The Rock" Johnson, Rufus Sewell, Bolsø Berdal, Aksel Hennie, Ian McShane, Joseph Fiennes y Rebecca Ferguson. Duración: 1 hora 38 minutos. Clasificación: + 12 años. País: USA
El mítico personaje, por demás, hijo de Zeus, nunca ha tenido una adecuada interpretación en la pantalla grande. Ni Disney se ha zafado de la mediocridad de un elemento poco atractivo.
Hasta en este mismo año se tuvo otra versión titulada “The Legend of Hercules” dirigida por Renny Harlin que inmediatamente se fue al saco del olvido.
Para bien de Brett Ratner (X-Men Last Stand, 2006), quien cuenta esta vez con los músculos de Dwayne Johnson (La Roca), su apuesta va por la idea del entretenimiento y no por hacer de este personaje un rito fílmico que acabase en estrepitoso fracaso.
Para esto toma la novela gráfica de Steve Moore y Admira Wijaya, un material ya confeccionado para los miles de fans de este género literario convirtiéndolo en un divertimento fílmico que, por lo menos, no apabulla con tantas necedades argumentales.
En esta historia Hércules, después de doce arduas labores y la pérdida de su familia, se convierte en una especie de mercenario que le hace la guerra al mejor postor para mantener su reputación y vivir de algo, aunque sea a través de la sangre de otros.
El rey de Tracia los ha contratado para volver a su ejército una armada invencible, misión que logra, pero que algunas mentiras lo hacen recapacitar y volver a su misión divina.
La parafernalia montada por Ratner más bien se focaliza en mantener en constante movimiento la narración para no sucumbir a los aburrimientos típicos cuando todo se ha dado a mitad de película.
La Roca, pone toda su musculatura al servicio de un filme que lo reivindica cada vez más como un actor de masas que cumple a cabalidad su misión como todo un buen soldado.
Sin desdeñar mucho este producto, esta versión no llega a marear y se distiende como un filme regular.