Título original: Godzilla. Género: Ciencia-Ficción. Dirección: Gareth Edwards. Guión: Max Borenstein, David Callaham y Frank Darabont. Reparto: Aaron Johnson, Elizabeth Olsen, Ken Watanabe, Juliette Binoche, David Strathairn y Bryan Cranston. Duración: 2 horas 3 minutos. Clasificación: + 12 años. País: USA
Este ´reboot´ del viejo Godzilla, producto netamente japonés que los norteamericanos se lo han sacado a puro dólares, es una visión menos insufrible que otros productos visto, en especial, aquel mamotreto realizado por Roland Emmerich en 1998.
Tengo que confesar la habilidad de Gareth Edwards, el director británico que sorprendió a muchos en 2010 con la excelente Monsters, película de bajo presupuesto llena de imaginación y talento.
Gareth da un salto cuántico en su carrera al llevar a cabo un material con tanto presupuesto en las manos y poner en claro que las buenas críticas a su primera cinta no fue producto de la casualidad.
Lo que hace interesante este producto en términos de su producción es la fotografía Seamus McGarvey, quien se permite hacer algunos malabares, pero siempre respetando la proporcionalidad de las cosas
Lo que el nuevo Godzilla trae es una mezcla de buenos sentimientos con la frialdad con que se debe tolerar este tipo de producto cinematográfico. Aunque esta versión no escapa, como es lógico, a los baches espontáneos de su guión, pero debe verse dentro de otro tono más apreciativo.
El gran producto de la Toho viene acompañado por todo el dinero de un estudio estadounidense y esto implica que todo se hará a su manera, aunque deja entrever ciertos visos de recordatorio de lo que ha significado este “kaiju” dentro de la cultura popular japonesa.
La tesis planteada es que el monstruo no es producto de la manipulación radioactiva. El ya existía antes de que el hombre caminara sobre la Tierra. Pero eran esas supuestas pruebas radioactivas, las que eran utilizadas para eliminarlo.
La respuesta viene inmediatamente dentro del filme. Seres primitivos gigantescos que se alimentan de radioactividad, salen a la superficie donde Godzilla es casi el héroe de la historia puesto que estará a favor de la humanidad.
El realizador se toma su tiempo para no mostrar el monstruo hasta la segunda parte, revelando a dos más villanos, los cualesl enfrentarán a Godzilla. La primera escena donde el científico pierde a su esposa evidencia la actitud de los guionistas en hacer notar la tragedia humana y el sacrificio en los tempos de crisis.
Lo que hace interesante este producto en términos de su producción es la fotografía Seamus McGarvey, quien se permite hacer algunos malabares, pero siempre respetando la proporcionalidad de las cosas para hacer sentir en todo momento la magnificencia del hecho que se narra; al igual que el gran acompañamiento de la banda sonora de Alexandre Desplat que intuye muy bien los momentos que deben ser musicalizados para crear ese espacio musical apreciable en todo los sentidos.
Un elenco satisfactorio se deja sentir en la presencia, principalmente, de Ken Watanabe, Juliette Binoche (aunque efímera), Bryan Cranston y David Strathairn, quienes aportan buen equilibrio.
Godzilla es un filme que trata de convencer en su estilo y argumentación. Déjense llevar y aprecien un producto que quizás tenga poco que ofrecer, pero sintoniza muy bien con el estilo de las mega producciones de esta década.