Desde “The Lost Weekend” (Billy Wilder, 1945), “Days of Wine and Roses” (Blake Edwards, 1962) o “Leaving Las Vegas” (Mike Figgis, 1995), el alcohol como tema principal ha tenido sus buenas escrituras en el cine.

Lo que pretende Robert Zemeckis (Volver al futuro, 1985) no es nada nuevo y lo que busca es tratar este mismo tema y las consecuencias que sufre su personaje principal por el abuso del alcohol y las drogas.

Y siendo un tema delicado que, si no se trata adecuadamente, puede arruinar cualquier filme, se vale de la veteranía de Denzel Washington para empujarlo hacia una narración que no ha sido usual en su carrera.

Whip Whitacre es un piloto de vuelos comerciales, su vida navega entre un matrimonio acabado, una carrera llena de alcohol y drogas, y algunos romances ocasionales.

Aunque no es un piloto modelo, su sagacidad como queda a prueba cuando en uno de sus vuelos, el avión sufre un desperfecto sin alguna posibilidad de sobrevivencia.

Pero, contra todo pronóstico, su pericia reduce significativamente las bajas del accidente convirtiéndolo en un héroe nacional. Aunque su futuro pasará por otras dificultades cuando se descubre que estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas al momento del accidente. Esto desata una minuciosa investigación que puede llevarlo a la cárcel.

Este es un guión que devuelve ciertos anhelos de Denzel para interpretar personajes controversiales y que aparten de los registros que él siempre ha manejado con sus personajes.

El alcoholismo es el pivote de toda la trama consumado a través de un personaje construido centímetro a centímetro por el propio Denzel.

La primera parte es manejada con una gran precisión por Zemeckis, detallando el entorno del personaje principal y algunos personajes que se mantendrán sobre la superficie.

La escena del accidente es contundente y aproxima inmediatamente al público hacia el tema y las posteriores consecuencias.

Aunque algunos detalles de su desarrollo bloquean la global percepción que se puede estar ante un filme sin fallas. Pero ciertos personajes adquieren una buena dimensión para luego desaparecer. Por ejemplo el personaje de la drogadicta y fotógrafa que se convierte luego en el soporte de Whip, tiene una excelente presentación inicial para desaparecer casi al final de la segunda mitad sin explicación ninguna.

También lo que puede reducir el impacto inicial del público es que este se va percatando del metraje del filme que llega a las dos horas y media, y que va influyendo en el ánimo. Factor que le dificulta a Denzel sostener.

Para esto se suelta ocasionalmente al comodín del personaje de John Goodman quien trata de colocar en escena una especie de “comic relief” para aliviar el drama y continuar con la historia.

Independiente de algunas dificultades, este filme es uno de los más convenientes dentro de la carrera de Robert Zemeckis, alumno aventajado de Steven Spielberg, que ha aportado buenos filmes a la cinematografía norteamericana.