Este filme relata, y a la vez ficciona algunos aspectos, de la historia de cómo el empresario de los dibujos animados Walt Disney duró catorce años tratando de convencer a la escritora australiana P.L. Travers para que le cediera los derechos cinematográficos de su más popular novela, “Mary Poppins”.
Pero paralelo a esta historia real, se encuentra el relato de la compleja infancia de la escritora, sucesos que marcaron su adultez y que se refleja en la novela de esa niñera que visita la casa de los Banks.
John Lee Hancock (El novato, 2002; El Álamo, 2004 y Un sueño posible, 2009), diseña un filme que navega por dos rutas complementarias que le ayudan a resolver muchos aspectos de la trama.
Lo anecdótico del filme es conocer un poco el proceso de evolución del mismo proyecto de Mary Poppins que luego concluyó con la famosa versión de Robert Stevenson de 1964 con el protagonismo de Julie Andrews y Dick van Dyke.
Los roles principales recaen en Tom Hanks como Walt Disney, tratando de edulcorar su aspecto de empresario y obviando las verdaderas historias de cómo trataba a sus empleados. Diría demasiado bonachón para el filme.
Por su parte, Emma Thompson, con menos referencias reales, desarrolla el personaje de la escritora Travers con sus vaivenes de humor y su reticencia a vender los derechos de la novela, que hasta el día de su muerte nunca estuvo de acuerdo con la versión cinematográfica.
El sueño de Walt, entre el drama y el melodrama, es un filme equilibrado que, al menos, gustará a aquellos que una vez gozaron del famoso musical.