El rey león
Título original: The Lion King. Año: 2019. Género: Animado, Aventura. País: USA. Dirección: Jon Favreau. Guion: Jeff Nathanson (Historia: Brenda Chapman. Personajes: Irene Mecchi, Linda Woolverton, Jonathan Roberts). Elenco: Personajes animados. Duración: 1 hora 58 minutos.

Sin lugar a dudas “El rey león” de 1994 es uno de los más importantes largometrajes animados de Disney de su etapa contemporánea. Con algunos trazos del Antiguo Testamento y de la obra “Hamlet” de Shakespeare, esta producción ofrece una distinción en el tono dramático que la hacen prevalecer frente a las demás.

Realizada con eficacia en su estructura y en los componentes que revitalizan el drama y hasta la forma melodramática de su ejecución, hoy en día en una referencia que influyó en las demás historias animadas de la propia casa y de la competencia.

Si se tenía ya una obra digna, entonces, ¿cuál es la justificación de hacer una versión de la misma? La respuesta sería que cada cierto tiempo la industria cinematográfica debe probar hasta dónde puede llegar con las nuevas experimentaciones en el orden de las imágenes generadas por computadoras o en su término en inglés Computer Generated Imagery.

Estos nuevos avances permiten demostrar la supremacía que Hollywood posee ante los demás países y afianzarse como una industria pujante e innovadora. Esto sería la única explicación posible puesto que este remake dirigido por Jon Favreau (quien ya había dirigido un formato similar con “El libro de la selva”, 2016), no aporta nada nuevo en cuanto a su narrativa y solo se presenta como un calco de la original.

La historia de Simba, el cachorro que se enfrenta a la muerte de su padre Mufasa, y a la destrucción del reino por parte de su tío, el envidioso Scar, no ofrece nada interesante más que la osadía de haber generado todo el espectro de los animales a través de la tecnología digital.

Si aquella vez el animado se mantenía dentro de una representación expresionista sacando el mejor partido a la textura y los colores llamativos, esta versión se formaliza, teniendo al maestro Caleb Deschanel en la fotografía, dentro de una iluminación documental donde los animales se integran, por lo menos, de una manera realista e impresionante que puede causar asombro en los espectadores.

No obstante, como narrativa es llana y que por más natural que se muestre, pierde en su carga emotiva dejando también su lado musical y coreográfico menos potente que el original.