Las novelas de John Le Carré, seudónimo del escritor David John Moore Cornwell, siempre han tenido una especial preferencia para sus adaptaciones al cine. A pesar de lo complejo que puede resultar el texto, siempre hay uno que otro director que se arriesga a tal empresa.

“La casa Rusia” (The Russia House, 1989), “El sastre de Panamá” (The Tailor of Panamá, 1996), “El jardinero fiel” (The Constant Gardener, 2001), han sido algunas de las adaptaciones que han tenido sus relativos éxitos.

La presente es de su novela titulada “Tinker Taylor, soldier spy”, una estructura narrativa compleja que presenta al agente George Smiley (Oldman) del servicio secreto británico a punto del retiro pero a quien le asignan un último caso a resolver, descubrir a un agente que se encuentra infiltrado en la organización y que esta saboteando las operaciones de la agencia.

Ambientada en los años 70, contextualizada en plena Guerra Fría, este filme recurre a una exposición visual magníficamente retratada donde los tonos grises y azueles se convierten en metáfora de la atmósfera de la época donde las agencias de inteligencia de de la Unión Soviética, Inglaterra y Estados Unidos, estaban en el mayor apogeo.

El personaje de George Smiley no es nuevo dentro de la literatura de Le Carré, su periplo dentro del universo del autor inició  con “Llamada para el muerto” (Call for the Dead, 1961), reflejándose en otras como “Asesinato de calidad” (A Murder of Quality, 1962), “El honorable colegial” (The Honourable Schoolboy, 1977) y “La gente de Smiley” (Smiley’s People, 1979).

Lo interesante que hace a la presente adaptación es el manejo temporal y la intrincada trama donde el público tiene que concentrarse en los detalles que allí se exponen. Quizás entre los puntos menos logrados está el manejo del flashback y los grandes espacios de reflexión del personaje de Smiley, factor que retarda un poco el transcurrir del filme creando una sensación de tedio.

Menos mal que esto es casi salvado por la excelente actuación de Oldman cuya nominación al Oscar no ha venido por casualidad.

Excelente también es la banda sonora de Alberto Iglesias quien le otorga un contexto musical bastante adecuado a la historia y sus personajes.

“El espía que sabia demasiado”, una cuasi paráfrasis a aquel título de Alfred Hitchcock, es un filme para aquellos acólitos del thriller y el espionaje.