Al realizador danés Nicolas Winding Ref le gustan los temas extremos donde los personajes tienen alguna razón para utilizar la violencia como una puerta para salir de sus contradicciones.

“Pusher” (1996), “Bronson” (2008) y “Valhalla Rising” (2009) han sido ejemplos de su particular visión del mundo y de las expresiones de la violencia humana.

“Drive”  es un  filme que no se aleja mucho de las creencias de este director, puesto que la misma va por los predicamentos sobre la violencia que él siempre ha mantenido en sus filmes.

Es la historia de un conductor de escenas de riesgo para el cine y a la vez un conductor para fugas. Esta característica de su oficio lo coloca en el extremo opuesto a su propia condición.

Pero su mundo cambia cuando entabla una relación con su vecina, una joven con un hijo y cuyo esposo se encuentra en la cárcel. Pero esta relación sufre una alteración cuando el esposo de esta sale de la prisión y tiene que cumplir una misión para la mafia a la cual le debe un favor.

“Drive” está hecha con sus pausas naturales aquellas en la que el ritmo del relato marca las aproximaciones con los personajes. Nicolas utiliza la cámara desde los ángulos más pertinentes concentrando su atención en el mayor tiempo posible en el personaje central desde su automóvil y luego revelando al espectador el mecanismo interno del poder de la imagen.

Ryan Gosling y Carey Mulligan, dos de los actores jóvenes más interesantes del momento, se muestran correctos, Mulligan transmite esa candidez y sentimiento y Gosling se muestra parco y anodino en momentos para luego revelar toda la ira y violencia que viene desde adentro.

La película basada en la novela de James Sallis, con guión de Hossein Amino y con un estilo que recuerda aquellas películas de los 70, es una interesante muestra de ese cine realizado con una idea clara de lo que se desea contar y con la efectividad necesaria para hacerla atractiva.