A Daniel Burman siempre ha sido un reflexivo director que ha sabido desentrañar la idiosincrasia de la burguesía porteña contemporánea. Recordamos "Esperando al Mesías" o "El abrazo partido" donde se concentró en la condición de hijo; en "Derecho de familia" abordó el asunto de la paternidad y en "El nido vacío" dibujó un cuadro sobre el padecimiento de los esposos cuando sus hijos se independizan.

De esta manera Burman ha explorado distintos motivos humanos y siempre anteponiendo su estilo en beneficio de la historia y de los personajes.

Ahora el realizador argentino trae la comedia "Dos hermanos" el cual retoma la familia y la construcción de esa necesidad de cada ser humano de afianzar su propia identidad.

El filme cuenta la historia de Marcos y Susana, dos hermanos que rondan los sesenta y que viven en un continuo y cómico enfrentamiento.

Al parecer,  no tienen nada en común, pero cuando se ven obligados a afianzar su relación tras la muerte de su madre, ellos van compenetrándose y buscando ese punto medio de convivencia donde se van dando cuenta que tienen mucho para compartir.

Por un lado Susana es una persona odiosa y egoísta y Marcos es una persona bondadosa. Estas dos figuras se contrastan entre sí para lograr una intrincada manifestación de identidades opuestas, pero que a la vez se compenetran.

Antonio Gasalla y Graciela Borges construyen alrededor de sus personajes una sutil piel donde revelan muchas dificultades interiores, pero a la vez muchas riquezas humanas.

Burman logra transmitir ese ecosistema urbano y de supervivencia de una Argentina que ha sufrido todo ese descalabro económico y cómo eso afectó las propias relaciones humanas y familiares.

"Dos hermanos" es un retrato familiar divertido y a la vez reflexivo que recomendamos ver.