Título original: J’ai perdu mon corps. Año: 2019. Género: Animado. País: Francia. Dirección: Jérémy Clapin. Guion: Jérémy Clapin, Guillaume Laurant. Elenco: Personajes animados. Duración: 1 hora 21 minutos
Jérémy Clapin estrenó en el 2008 un trabajo de animación titulado “Skhizein”, uno de los mejores cortometrajes de animación de la historia. Cuenta la historia de un hombre que, tras recibir el impacto de un meteorito, está condenado a seguir existiendo fuera de su cuerpo tratando de dar soluciones momentáneas para seguir llevando una vida cotidiana.
Este corto demostró la simpatía de Clapin por las cuestiones fundamentales de la vida como la normalidad y la sutileza de las cosas simples. Ahora con “¿Dónde está mi cuerpo?” (J’ai perdu mon corps), disponible en Netflix, sintetiza un mundo imaginativo donde su excelente guion poéticamente humano desborda una idea singular.
Este largometraje animado cuenta el relato de una mano que debe buscar el cuerpo al que pertenecía, iniciando un viaje a lo largo de la gran ciudad y sorteando mil y un obstáculos para encontrar aquella persona al que pertenecía. Paralelo a esto también está Naoufel (el que pierde la mano), un joven repartidor de pizzas que no es demasiado bueno en su trabajo y que, durante una de las entregas, conoce a Gabrielle una bibliotecaria de la cual se enamora.
Con un guion de Guillaume Laurant (“Amélie”, “Un long dimanche de fiançailles”), Clapin encuentra los caminos más precisos para construir una narrativa que no se despega de lo fundamental que debe tener toda historia: interés y originalidad. Sin caer en recalcados innecesarios, la narrativa va alternando entre el pasado y el presente para presentar los momentos más significativos de la vida del personaje central y la voluntad de esa parte de él que desea reconectarse con su cuerpo original.
Aunque puede ser que algunas piezas se presentan confusas sin determinar un camino absoluto, el relato tiene sus precisiones en los componentes de su estructura animada y la relación que los personajes tienen con su contexto.
Su técnica rebusca en lo tradicional, pero con conciencia de lo que puede ser favorable para la historia incluyendo unas paletas de color, perfectamente equilibradas, mostrando los distintos escenarios y personajes con matices diferentes a los del personaje principal para diferenciar la perspectiva de este.
Definitivamente una película animada de forma precisa y con una historia única y formidable.