En el cine de terror las fórmulas se repiten sin cesar. No importa que el público la haya visto muchas veces hasta el cansancio, lo importante es que las mismas puedan seguir siendo rentables.
En el caso de “Destino final”, una franquicia de terror que inició con una tímida propuesta sobre un juego de muerte que un grupo de jóvenes hacen con su destino, se impuso luego como una secuela rentable.
Después de haber visto las cuatro anteriores basadas en una fórmula repetitiva lo único que queda de esta es un amasijo de reiteraciones que pretende revolver el estómago del espectador que cae ingenuamente en las trampas de este episodio.
La historia en cuestión no dista mucho de las anteriores porque parte de la premisa en la que un grupo de jóvenes que se dirigen a un retiro empresarial y en el camino, uno de ellos tiene una premonición de que el puente colgante colapsará y que causará la muerte de todos.
Esto hace que él y sus compañeros, ante tal advertencia, pueda salir ilesos de la tragedia. Aunque, por regla del destino, se supone que ellos no deberían estar vivos y es aquí donde la muerte empieza a cobrar cada vida a través de los más escalofriantes sucesos trágicos.
No procuren ver más de lo que ofrece esta historia que, por demás, viene en 3D para que el espectáculo sea aún más exasperante ante los ojos de los espectadores.