Título original: El Malquerido. Género: Drama. Dirección: Diego Rísquez. Guión: Robert A. Gómez, Emiliano Faría y Diego Rísquez (Libro: Felipe Pirela). Reparto: Jesús “Chino” Miranda, Greisy Mena, Sheila Monterola, Héctor Manrique, Mariaca Semprún. Duración: 1 horas 40 minutos. Clasificación: + 12 años. País: USA

El reconocimiento que pretende este filme es visibilizar la importancia que tuvo el cantante maracucho Felipe Pirela dentro del cancionero de boleros latinoamericano.

El llamado “Bolerista de América” trascendió los límites de su propia Venezuela para lograr un sitial mundial como uno de los mejores intérpretes de este género.

El compromiso que ha tomado el cineasta Diego Rísquez (Manuel Saenz, 2000) fue llevar la vida de Pirela por sendas que aún son cuestionadas por expertos biógrafos.

Rísquez, al parecer, sólo se limitó a explorar el texto escrito por el periodista zuliano Eduardo Fernández, y remendó muchos baches que encontró en el camino acomodando situaciones de la propia vida de Pirela para presentar un biopic con poca sustancia argumental, aderezado con sus mejores canciones.

La cinta es un recorrido por los momentos más importantes de su vida, tanto personal como profesional, desde que salió de su natal Maracaibo para emprender una odisea artística con sus altas y bajas.

También es un caminar por una carrera matizada de romances, excesos y malas decisiones, que lo llevaron a su fin trágico con apenas 31 años.

Con la canción “Ese bolero es mío” se inicia un filme como un preámbulo de lo que fue su vida, seguido por una entrevista hecha en la televisión puertorriqueña cuyas preguntas del entrevistador sirven para unir todas las piezas de su vida.

De la veracidad o no de lo relatado me mantendré un tanto al margen pues su vida no la conozco en detalle, (es aquí donde se han concentrado las críticas) pero puedo expresar que como conjunto dramático se torna episódico y poco orgánico.

Jesús “Chino” Miranda intenta construir un personaje atormentado pero a la vez romántico, pero solo se limita a cantar bien las estrofas de las canciones.

Su dirección artística y su edición juegan un papel fundamental que, al menos, enriquecen el filme de una estética retro por la especificación de su colorimetría que apunta a bajar la luminosidad de los colores.

No obstante, como producto alcanza un nivel aceptable dentro de lo que es un cine latinoamericano con propósitos de reivindicar personajes trascendentales.