Título original: Blade Runner 2049. Género: Dirección: Denis Villeneuve. Guión: Hampton Fancher, Michael Green (Historia: Hampton Fancher. Personajes: Philip K. Dick). Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks. Duración: 2 horas 43 minutos. Clasificación: + 14 años. País: USA
Embarcarse en la secuela de “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), una película más que referencial dentro del género de la ciencia ficción, es saltar al vacío y sin algún mecanismo de protección.
Quizás esta fue la sensación inicial para el director Denis Villeneuve quien sabia realmente en lo que se estaba metiendo. Pero su filmografía le daba cierta preparación para enfrentar este reto. Solo hay que analizar sus concepciones espaciales y argumentales en cintas como “Arrival” (2016), “Sicario” (2015) o “Incendies” (2010).
Esta continuación de “Blade Runner” se basa de nuevo y parcialmente en la novela de Philip K. Dick ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’, con algunos ajustes estéticos, pero manteniendo el perfil filosófico que sustenta a la novela.
Ubicada treinta años después de la película original, la historia coloca a un nuevo Blade Runner quien busca a un casi eslabón perdido, un caso evolutivo que pudiera trastornar todo lo establecido hasta el momento.
Su búsqueda implica seguir los rastros de una mujer replicante que en algún momento del pasado estuvo embarazada, lo cual es aparentemente imposible. Su misión es destruir toda evidencia que implique que esto pudiera haber sucedido.
Pero su viaje lo lleva por cuestiones fundamentadas en evitar una guerra entre humanos y replicantes. Esto lo empuja, irremediablemente, al encuentro con Rick Deckard, el antiguo Runner que había desaparecido sin dejar rastros.
Este filme con reminiscencias del estilo Neo-noir y cyberpunk, concebido desde la primera parte, trata de actualizar el tema de la evolución y el destino de una sociedad futurista acoplada a los embates del desarrollo industrial y tecnológico.
Villeneuve, bajo la orientación de Ridley Scott, acude a la manifestación tecnificada de los espacios temporales para darle una nueva forma dimensional al estilo del filme. Su diálogo permanente con el filme anterior le permite establecer la conexión emocional necesaria para superponer los personajes de Rick Deckard (Harrison Ford) y de Gaff (Edward James Olmos) dentro de esta nueva narrativa a partir del guion escrito por Hampton Fancher y Michael Green.
Este logro le favorece para establecer una coherencia argumental entre ambas películas y no sucumbir a las trampas de la nostalgia, pues este filme posee identidad propia y significativa relevancia por los nuevos tópicos que plantea.
El trabajo de la cinematografía de Roger Deakins (habitual fotógrafo de los hermanos Coen), no pretende emular los contornos estilísticos del anterior trabajo de Jordan Cronenweth, más bien trata de reforzar los puntos fuertes que posee la compatibilidad visual del filme.
En cuanto a la parte musical, Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer, tampoco tratan de retomar los acordes de Vangelis, puesto que el trabajo de este último representaba un caso muy específico por el tipo de música que componían en esa época.
Aquí la música responde más a la necesaria intención de establecer una cortina de melodías que apuntaran a esta fantasía serena de ciencia ficción y al encaje de colores y sonidos que componen todo el espectro audiovisual de esta obra.
El héroe, elemento necesario en todo cuento futurista, se reduce a un elemento más. Aquí Ryan Goslin no es representado por un protagonismo absoluto, este se mueve en toda la historia paralelamente a todos los elementos simbólicos que adornan el filme, buscando el ritmo necesario que no desentone con el tempo de la misma narrativa.
“Blade Runner 2049” es todo un deleite visual, una razón por la cual el género todavía puede reivindicar ciertos valores, y más cuando se trata de reconsiderar una obra que, en términos formales, es una excelente reflexión humanista de la existencia.