La experiencia no se improvisa y más cuando se trata de hacer cine. El recorrido que ha tenido Tom Tykwer con algunos títulos memorables como “Corre, Lola, Corre” (1998), “El perfume” (2006) y de los hermanos Wachowsky (Matrix, 1997)), hace ver que solo ellos pudieron establecer una correcta adaptación de esta novela homónima de 2004 escrita por David Mitchell.

Su compleja transferencia del tiempo entrecruzando las seis historias que toca el tema, la convierten en una difícil adaptación.

El resultado es una exploración visual y argumentativa de las consecuencias que pueden tener las acciones pasadas en el presente y en el futuro.

Lo que trata de resumir esta larga historia, sólo entendible en su fuerte recurso narrativo, es que explora las acciones de vidas individuales y cómo estas impactan en el tiempo y en el espacio. Es el periplo de un alma que va recorriendo su proceso de evolución a través del tiempo, asumiendo sus distintas personalidades terrestres.

La película se compone de seis historias interrelacionadas y entrelazadas bajo esta premisa filosófica que trasciende más allá de lo literario y se somete a la elucubración fantástica del destino donde la narrativa va tejiendo cada historia en el punto exacto para moverla hacia adelante.

Lo interesante es que cada actor tiene que personificar varios personajes. Por eso se puede ver a Tom Hanks como Zachary Bailey, el doctor Henry Goose, Issac Sachs o Dermot Hoggins y a  Halle Berry como Luisa Rey, periodista en los setenta y Meronym en un futuro pos apocalíptico.

Destacado trabajo de los efectos visuales y de la banda sonora que transporta al público por distintas épocas y lugares con una refinada terminación. Un buen filme que hará pensar sobre el destino y la determinación.