Título original: American Made. Género: Thriller. Dirección: Doug Liman. Guión: Gary Spinelli. Reparto: Tom Cruise, Domhnall Gleeson, Jayma Mays, Sarah Wright, Jesse Plemons. Duración: 1 hora 44 minutos. Clasificación: + 14 años. País:  USA

Tan eficaz como entretenida, “Barry Seal: el traficante” es un filme que muestra un personaje controversial, no por lo que él considera que deben ser las oportunidades en la vida, más bien por todos los puntos que tocó en su peligroso oficio.

Un tipo sin moderaciones que persigue el dinero por donde sea y a cualquier precio, mercenario sin tapujos que se relaciona con narcotraficantes colombianos, la CIA, los altos políticos de ese país y la contrarrevolución nicaragüense.

Basada en la vida real de Barry Seal, un expiloto que se convirtió en un importante elemento para el cartel de Medellín, la CIA y la DEA, este filme logra conjugar muchos elementos de la vida de Seal manejándolo paralelamente con las arriesgadas misiones que tuvo que ejecutar.

Un personaje de esa índole provoca muchas sensaciones contrarias sobre varios otros personajes a los que una historia cinematográfica le ha dedicado su tiempo. Es a este tipo que Tom Cruise intenta personificar dentro de una historia marcada por los vericuetos de la política y de funcionarios que se involucraron o en esas misiones como Pablo Escobar, Ronald Reagan, Manuel Noriega y hasta Oliver North.

Cruise logra darle cierto aire simpático a un rol que se convierte en uno de los mejores en los últimos años de su carrera. Su carisma es puesto al servicio para moldear un personaje que es el epítome del modus operandi de los servicios secretos estadounidenses donde el fin justifica los medios.

La dirección de Doug Liman (Bourne Identity, 2002) premia una película hecha con buen estilo y soltura dentro de los ámbitos del thriller, solidificando un relato que, a pesar de que tiene sus altas y bajas, logra convencer de todo lo que se está contando.

Pero el filme no se queda en la anécdota en sí, también hace sus críticas al manejo de la política estadounidense sobre asuntos que ellos consideran desestabilizan su zona de incidencia.

Muchas veces, sin tapujos, lanza su reflexión sobre estos asuntos, dejando visos de sátira corrosiva del todo el panorama en que se dieron los acontecimientos narrados en el filme. Por eso, este guión de Gary Spinelli sorprende por su visión de la geopolítica, la economía y los males sociales. De todo esto ha quedado un filme que conjuga muy bien la entretención y la crítica política.