El destacado realizador español Fernando León de Aranoa (Familia, Barrio, Princesas) siempre ha buscado temas y personajes que tengan historias detrás de ellos.
Con un aparente motivo de contar la historia de un inmigrante latina en España, Aranoa se interna en una historia intimista de una mujer llamada Marcela que está en apuros económicos.
El prólogo de la película le otorga inmediatamente un sentido del tipo de supervivencia de muchos inmigrantes, cuando un grupo de hombres asaltan los contenedores de basura para llevarse las flores caducas para luego venderlas en el mercado.
Puesto que su esposo apenas consigue algún dinero vendiendo estas flores, Marcela toma un trabajo durante el verano para cuidar al viejo Amador, un señor postrado en cama que, al no poder ser atendido por sus familiares, pasa todo el tiempo bajo el cuidado de Marcela.
Marcela y Amador no tardan en confiarse sus respectivos secretos. Pero un suceso inesperado la enfrenta a un difícil dilema moral. Marcela trata de cumplir con su trabajo aunque sea bajo una situación de extrema.
Aranoa vuelve a tocar el tema de la inmigración, de la muerte y de la vida, de la ilegalidad y la esperanza. A través de la situación de Marcela él cuenta varias historias y varias realidades. En este caso, la actriz Magaly Solier, descubierta por la realizadora peruana Claudia Llosa con su primer filme “Made in USA”, toma un papel a su medida y tradición.
En manos de Aranoa, ella logra involucrarse con su ambiente y sus necesidades como personaje, transmitiendo lo necesario para ir descubriendo las intimidades de su historia. A esto se le une la veterana Fanny de Castro quien protagoniza una de las mejores como prostituta cuando acude a ver a Amador.
Un filme que no los dejará tranquilos. El mismo les dejará un panorama de profunda reflexión.