Título original: Algún Lugar. Género: Drama. Dirección: Guillermo Zouain. Guión: Wendy Muñiz, Guillermo Zouain. Reparto: Arnold Martínez, Javier Grullón, Víctor Alfonso, Ivonne Beras Goico, Alexandra Domínguez, Cheddy García, Jean Remy Genty. Duración: 1 hora 11 minutos. Clasificación: + 12 años. País: República Dominicana

Las propuestas hacia el mejoramiento de un cine nacional pueden venir de muchas partes. Pero el sector que tiene mayor responsabilidad es el de los nuevos realizadores.

Poco a poco se ha visto una inquietud de saltar los baches y mostrar un cine cada vez más auténtico y sincero.

“Algún lugar” se posiciona dentro de una margen equidistante de los desfavorables productos que hemos tenido, ni muy lejos, ni muy cerca. Aunque su eficacia consiste en tomar la simpleza de una historia y contarla por los lados más convenientes posibles.

Guillermo Zouain salta al ruedo con una ópera prima circunstancial, necesaria para un cine que está cada vez más alejándose de las propuestas vacías y sin sentido.

Zouain, junto a Wendy Muñiz, determinaron armar un guión que trata de aportar posibles soluciones dentro de los ejes temáticos presentes en el cine criollo.

Tomando el viaje como excusa, factor esencial en todo “filme de carretera” (road movie), construyen la historia de Oliver, Hemingway y Moisés, tres amigos de secundaria que inician un viaje por el país, poseyendo distintas razones.

Las mismas condicionarán su accionar particular y la promesa de que, el viaje, modificará sus distintas visiones de ver la vida y la amistad.

Arnold Martínez, Javier Grullón, Víctor Alfonso forman un trío de personajes que aportan distintos significados a la razón por la cual sus respectivos hacen la trayectoria.

Teniendo a Grullón con más experiencias en el cine, Martínez y Alfonso se ubican en los dos restantes puntos de la arista del triángulo, aportando lo necesario para que el relato fluya.

Conveniente son las actuaciones de Manolo Ozuna y Cheddy García. Ozuna con un pequeño papel, interviene adecuadamente ofreciendo una voz necesaria, mientras que Cheddy aporta esa lección del conocimiento de la exploración sexual.

La cámara de Sebastián Cabrera acierta en los elementos dentro de la composición del cuadro dramático, utilizando la forma triangular para ubicar siempre a los personajes dentro de una unión imprescindible.

Aunque el planteamiento argumental no proporciona mucho conflicto, dejando fuera muchas cuestiones de las implicaciones irreversibles del propio viaje, Zouain se limitó a llevar a sus personajes desde un punto A hasta un punto B.

No obstante, es un relato sincero, una fresca mirada a las propuestas válidas que los nuevos realizadores deben siempre aportar.