Elecciones municipales en Cuba

La elección de delegados (concejales) a las Asambleas Municipales "es el ejercicio más directo de democracia en Cuba".

Por estos días, miles de electores de todo el país nominan a los candidatos a delegados (concejales) a las Asambleas Municipales del Poder Popular. Es el ejercicio más directo de democracia en Cuba.

Las nominaciones tienen lugar en asambleas vecinales, en las que los ciudadanos pueden proponer a varios candidatos, atendiendo a sus méritos y aptitudes.

Posteriormente, en la jornada electoral, ganará el que obtenga más de la mitad de los votos válidos. Los electos integrarán la Asamblea Municipal, máximo órgano de poder local.

Una característica del proceso cubano es que las candidaturas son directas: ni el Partido Comunista (PCC) ni el sistema de gobierno postula a ningún ciudadano.

No hay que descartar, por supuesto, mediaciones más o menos interesadas de los entes de poder. En no pocos casos se escucha el parecer de los núcleos del PCC y otras organizaciones.

Pero por ley el Partido no decide. Deciden los electores en la asamblea.

Una mesa electoral en Cuba

Las candidaturas son directas: el Partido Comunista no postula a nadie.

Gracias a esa circunstancia, han resultado electos candidatos que no son miembros del Partido y que, incluso, difícilmente se acogerían al perfil que esperaría esa organización.

En las más recientes elecciones, por ejemplo, fue electa en la ciudad de Caibarién Adela —José Agustín Hernández González—, probablemente la primera persona presuntamente transexual que ostente un cargo público de ese tipo en Cuba.

Los medios de comunicación estatales apenas hablaron del caso, pero en la blogosfera y en los medios internacionales aparecieron numerosas entrevistas y reportajes.

El delegado de la circunscripción (que es el estamento de base en que se dividen los municipios en Cuba) es un personaje esencial en las comunidades, es el representante de los vecinos ante los órganos del Poder Popular.

Pero muchas veces termina por ser simplemente un mediador, una facilitador de informaciones, un receptor de quejas sin respuestas.

Porque, hay que decirlo, en la concreta los delegados de las circunscripciones tienen muy poco margen para la resolución de los problemas más acuciantes de sus electores.

Pioneritos resguardando una urna electoral en Cuba

Los delegados así electos son figuras fundamentales en sus comunidades.

Ese es, ahora mismo, el mayor reto de los gobiernos locales. Hace falta más autogestión, más autonomía, menos centralismo.

Voy a hablar de mi barrio: Vivo en Cojímar, un pueblo de pescadores en las afueras de La Habana. Es un lugar tranquilo, acogedor… pero con no pocos problemas comunales, sobre todo en los últimos años.

La basura se agolpa en los contenedores porque pasan semanas completas sin que pase un camión recolector. Hay salideros en casi todas las esquinas. El suministro de agua potable sufre interrupciones habitualmente. Hay pocas luces en las calles. El servicio de transporte público no cubre todas las demandas. Hay pocos centros comerciales, la gente tiene que caminar mucho para poder comprar un pomo de aceite o una pastilla de jabón…

Asisto a todas las asambleas de rendición de cuenta del delegado y siempre se repiten los mismos planteamientos. Es notable la insistencia de los vecinos.

Nuestro delegado no es una figura decorativa. Nunca va a los encuentros con el silencio por respuesta. Convoca a funcionarios para que den explicaciones, investiga posibles soluciones, trata de aunar voluntades… Pero en realidad consigue poco.

Los contenedores siguen llenos de basura y las calles siguen oscuras.

Es que el delegado tiene muy pocas herramientas ejecutivas, poca capacidad de acción efectiva, de hecho, no cuenta ni siquiera con recursos para enfrentar las dificultades del día a día.

Muchas veces solo puede trasladar la queja y exigir una respuesta de los entes superiores… sin demasiadas garantías de solución.

Los delegados necesitan más autoridad, así de simple. Asumiendo la autoridad como la capacidad de responder a los problemas de la comunidad.

¿Es lógico recibir desde "arriba" las indicaciones para organizar la vida en los barrios?

Obviamente: un delegado no tiene que asumir las responsabilidades de un funcionario local, un director de empresas, un administrador… pero tiene que tener la atribución de exigirles a esos directivos el cumplimiento de sus obligaciones.

Y tiene que propiciar, también, la participación más activa de los vecinos en la solución de las dificultades más inmediatas, en un clima de debate franco y comprometido.

Puede sonar ideal, teniendo en cuenta el panorama de tantas circunscripciones cubanas; pero debería ser la norma.

Lee más entradas a nuestro blog "Voces desde Cuba"

Yuris Nórido es periodista de medios oficiales como el diario Trabajadores y el sitio digital CubaSí. Es miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC), "porque confío en que puede ser motor de cambios necesarios para este país".

Más entradas de Yuris Nórido