El rígido control de cambios se ha convertido en una de las marcas de la casa de la economía del chavismo. Para un venezolano –valga decir cualquier trabajador con residencia legal– conseguir divisas requiere pasar por lo que muchos describen como una pesadilla burocrática.

Nacido en un momento políticamente muy convulso (2002-2003), el décimo aniversario del sistema de cambio controlado por el gobierno y a una tasa fija llega con un índice de precios al consumo de más del 20% y miles de millones de dólares abandonando el país por la puerta trasera.

Sea inherente o no al socialismo bolivariano, si la medida estaba destinada a controlar la inflación y la fuga de capitales, los números, en ese sentido, no cuadran. Un informe de Barclays calcula que, de hecho, el sistema le ha costado a las arcas venezolanas una media del 6,8% del PIB y en 2012 hasta el 10%.

Lo que para el gobierno es "absolutamente necesario", según expertos del sector, ha servido para bien poco, y sí que ha alimentado un mercado negro de divisas y podría ser fuente de, por decir lo menos, tentaciones a funcionarios que deciden quién obtiene divisas y quién no.

Esto, por la diferencia entre la tasa a la que el gobierno distribuye los dólares en el sector privado y lo que ellos calculan es la "tasa de equilibrio" y porque el Estado es prácticamente la única fuente de divisas ya que el 97,6% de las exportaciones corren a cargo de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

Eso sí, el sistema le da al gobierno el poder de decidir quién recibe divisas. "En un país altamente dependiente de las importaciones y en el que el sector privado no genera sus propias divisas, esto otorga un enorme poder político", señala el informe de Barclays firmado por Alejandro Arreaza y Alejandro Grisanti.

Control en tiempos revueltos

Corrían tiempos revueltos en principios de 2003: la crisis política y el paro petrolero golpearon duramente la economía del país, que llegó a perder un 15% del Producto Interno Bruto. Las empresas cerraban y el desempleo se disparaba.

El informe de Arreaza y Grisanti reconoce que durante el primer año de implementación, el sistema consiguió que la huida de capitales cayera a un tercio de lo que había sido en 2002.

"Pero el efecto subsecuentemente se ha desvanecido", escriben, al calcular que desde entonces, de media anual, han dejado el país unos US$20.000 millones. "Tres veces más que los US$6.800 millones que salieron antes de la implementación del control".

El balance de la década a partir de datos del Banco Central de Venezuela es de unos US$150.000 millones. "Esta cifra es cerca del 27% de los ingresos por exportaciones durante ese periodo y un punto menos que durante los cinco años anteriores al control".

La inflación sigue altísima

Para conseguir dólares, los venezolanos tienen que pasar por la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), que los distribuye a 4,3, por el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), donde se pueden conseguir a 5,3, o comprando títulos emitidos por Pdvsa.

El ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, si bien anunció hace meses que se plantean flexibilizar el sistema, sí afirmó que sigue siendo "absolutamente necesario".

"El dividendo fundamental que ofrece es el control político sobre los agentes económicos, a pesar de las distorsiones que provoca y no controlar ni la inflación ni la fuga de capitales"

Jose Manuel Puente, académico

Según Giordani, dado que la venezolana "es una economía que sigue siendo rentista", es necesario mantener el control. Sin embargo, en entrevista con el oficialista Correo del Orinoco adelantó: "Habrá que flexibilizar las cosas para podernos adecuar a las exigencias".

Venezuela cerró el ejercicio de 2012 con una caída en la inflación del 28% del año anterior hasta el 20%. En cualquier caso, el país padece "altas y persistentes inflaciones, las más altas de América Latina", según le dijo a BBC Mundo el economista José Manuel Puente, del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).

Según Barclays, debido a que la inflación ha estado más relacionada con la tasa de cambio no oficial, que responde a los fundamentos macroeconómicos del país (liquidez, balanza de pagos, etc), es de esperar en 2013 una inflación del 30%.

Poder politico

Supermercado en Venezuela

Algunos culpan al control de cambios de distorsiones en la economía venezolana.

Con todo, el informe no olvida el enorme poder que le da al gobierno el sistema, que al fin y al cabo, decide quién recibe dólares para importar y continuar adelante con su empresa y quién no.

"La explicación para mantenerlo está en la economía política del proceso. El dividendo fundamental que ofrece es el control político sobre los agentes económicos, a pesar de las distorsiones que provoca y no controlar ni la inflación ni la fuga de capitales", opina Puente.

Al tiempo que agregan que la burocracia implica altos costos operativos para el sector privado y también provoca distorsiones como "sectores recibiendo más de lo que necesitan y otros no recibiendo nada".

El economista Ángel García Banchs, de Econométrica, apunta a eso como una de las fuentes de la escasez de determinados productos en la cesta básica.

"En un supermercado conseguí una bebida energética coreana que nadie compraba. Me pregunto hay de eso pero faltan fármacos y alimentos. ¿Por qué hay dólares para eso y para lo otro no?", se preguntó García Banchs en conversación con BBC Mundo.

La respuesta, para el economista, es que "en Venezuela las divisas no son asignadas bajo criterios de mercado". "En el Sitme se asignan por hora de llegada en un banco, al mejor cliente en otro, a quien tenga cuenta en el mismo banco en Panamá y en el Caribe, por lotería… ninguno es un criterio de asignación eficiente".