Cada año miles de turistas llegan a Belén, el lugar donde se piensa nació Jesucristo 2000 años atrás y con sus gastos en comida, alojamiento y bebidas ayudan a mejorar la economía de la zona.

Y para una ciudad que tiene un 42% de desempleo, esta temporada es clave. Es LA temporada.

No muy lejos de la Iglesia de Natividad y de un árbol enorme cubierto de luces brillantes que adorna la Plaza Manger está un emprendimiento comercial que emplea a 200 personas por año.

Y no es un emprendimiento cualquiera. De hecho, no es un negocio habitual de Belén: un centro de atención de llamadas, también conocidos como call center.

La idea es de un británico, Jerry Marshall, quien desde la década de los 90 se encuentra fomentando el crecimiento de la economía palestina.

"Apoyar a la economía de este país es una manera de apoyar la paz. Si la gente tiene un trabajo, una esperanza, un futuro, hay menos riesgo de que se convierta en un violento extremista", dijo Marshall.

Conexión emocional

Marshall, de 56 años, sostiene que tiene una larga relación con la región. Pasó los 13 primeros años de su vida en Kuwait, cuando su padre trabajaba en la industria petrolera.

Su primera visita a la Cisjordania fue en 1994, cuando el trabajaba como asesor de negocios.

"Aceptar trabajos de empresas israelíes no es fácil. Nosotros tenemos buenas relaciones con ellos, pero aquí hay personas que nos dejan claro que están en contra, porque no quieren que se olvide que hay una ocupación. Aunque la mayoría de ellos reconocen que necesitan trabajar con los israelíes."

Jerry Marshall, emprendedor británico

"Cuando estuve allí sentí que había regresado a casa", dijo Marshall. "Los Mercedes maltrechos, las bocinas estruendosas. Palestina en los 90 era como Kuwait en los 50. Realmente sentí una conexión emocional".

El acuerdo de paz de Oslo entre Israel y la Organización de Liberación Palestina había sido firmado un año antes y de alguna manera eso había renovado el optimismo en que ambas partes iban a poder vivir en paz.

En esos primeros viajes a Cisjordania, Marshall trabajó en distintas compañías con el ánimo de hacer crecer las exportaciones. Al mismo tiempo que daba consejos sobre la logística, también garantizaba los envíos con un fondo del gobierno inglés diligenciado a través de la embajada británica.

Pero todo cambió. Las esperanzas de Oslo se desvanecieron en nuevos brotes de violencia en los territorios ocupados.

Cuando decidió regresar, Marshall contrató la ayuda de un hombre de negocios de la región y veterano en el negocio de los call center, Russell Sandin y lanzaron su particular negocio en 2012.

Lograron juntar US$100.000 entre ellos y un préstamo bancario. Otros US$100.000 llegaron desde un lugar que muchos calificarían de inusual: el gobierno holandés.

Personal educado

"Ninguno de nosotros dos era holandés así que cuando nos presentaron la idea fue un poco extraño, pero nos enteramos que ellos tenían destinados unos recursos para apoyar el fomento de la economía en Palestina, pero nadie en Europa había querido el dinero. Esos recursos fueron fundamentales. Sin ellos, no hubiéramos hecho nada", explicó.

Con un local en la zona industrial de Belén, la compañía -llamada Trascend Support- necesitaba de personal calificado que pudiera hablar inglés y árabe.

"Fue bastante fácil, porque la gente está muy bien educada y hablan un inglés perfecto", señaló.

Entonces empezaron el reto.

El gran paso se dio con el contrato con la empresa de telecomunicaciones Wataniya. Desde entonces el trabajo no ha faltado.

Además, acciones como la del Fondo Palestino de Inversión, que compró el 42% de la participación en la empresa, ayudaron a poner en terreno seguro la compañía.

Con estos avances pasaron de tener 30 a 50 empleados, con la esperanza de que lleguen a ser 200. Marshall espera poder abrir un segundo local en la Franja de Gaza.

Empleados de un centro telefónico

La mayoría de las personas contratadas hablan bien el inglés y están
altamente capacitados.

"Riesgo estúpido"

La empresa cuenta con plantas eléctricas, teléfonos inalámbricos y conexiones de banda ancha cuando se presentan con las redes en la zona.

Sin embargo, Marshall confirmó que esa no es su principal dificultad.

"Aceptar trabajos de empresas israelíes no es fácil. Nosotros tenemos buenas relaciones con ellos, pero aquí hay personas que nos dejan claro que están en contra, porque no quieren que se olvide que hay una ocupación", explicó.

Y añadió que "la mayoría de ellos reconocen que necesitan trabajar con los israelíes y muchos de ellos apoyan con entusiasmo este negocio", explicó.

La hoja de vida de Marshall incluye muchos emprendimientos y fondos de caridad en Reino Unido, incluido un centro de servicio al cliente para gente con discapacidad física en Coventry, cerca de donde él vive.

Pero lo que le da mucho más orgullo es el call center.

"Crear un negocio así en el centro de Belén fue un riesgo estúpido", dijo. "Pero como cristiano, creo que debemos tomar estos riesgos. Puedo sonar un poco tonto, pero fue la gracia de Dios la que me indicó que abrir un call center en Belén era lo correcto".