El ingeniero Luiz Ravedutti sufrió un accidente cuando conducía una camioneta Volkswagen Kombi en 1975. El vehículo se volcó y Ravedutti quedó atrapado por la carrocería. Su esposa, embarazada de nueve meses, "por un milagro" no se lesionó.

Pero con el trauma el ingeniero pensó que ese sería el final de su historia con el vehículo fabricado en Brasil desde 1957 y que había marcado su infancia y adolescencia.

Cuatro décadas más tarde, sin embargo, Ravedutti es uno de los aficionados a las Kombis que participaron en una serie de eventos para celebrar un modelo de automóvil que ya no se produce en el resto del mundo y para lamentar el cierre de su última línea de montaje en la ciudad brasileña de Sao Paulo.

Según Volkswagen, la camioneta se extinguirá definitivamente en diciembre, antes de que entren en vigor en Brasil las nuevas reglas de seguridad para automotores.

En las últimas reuniones de los aficionados, Ravedutti apareció con una furgoneta roja y blanca que, a pesar de las protestas de su esposa, compró en 2004.

"Casi treinta años después del accidente, pasé por São José do Rio Preto en un viaje de negocios y vi esta camioneta, igual a la que mi padre tenía en los años 60 para llevar a los ocho miembros de la familia" , dice.

"Me dio un escalofrío, fue como volver a la infancia. Y no me resistí. Me tomó cuatro meses para convencer al dueño, un vendedor de jugo de caña, de venderme el coche. Y no pude tranquilizarse hasta que cedió".

Hace tiempo que Brasil es el único lugar en el mundo que sigue produciendo Kombis.

En Alemania, donde se lanzó el modelo en 1950, su producción se interrumpió a finales de 1970. En México, las últimas piezas pasaron por la línea de montaje hace veinte años.

Eduardo Gedrait, presidente del Club Sampa Kombi de aficionados, cree que la longevidad del modelo en Brasil se debe a dos factores: la popularidad del vehículo entre los consumidores brasileños y reglas más flexibles en lo que respecta a cuestiones de seguridad.

Popularidad

Encuentro de aficionados en Anhembi

La camioneta fue un símbolo de cultura juvenil en muchos países.

"En Brasil hay una gran demanda por la Kombi porque se cree que este modelo ofrece una de las mejores ventajas de costo y beneficio en el mercado", dice Gedrait.

"Es un vehículo relativamente barato, fácil de mantener, con gran capacidad de carga y versátil: puede transportar mercancías o personas, y puede convertirse en una tienda para vender dulces y panes tradicionales".

"Además, la camioneta provoca cierta nostalgia en muchas personas", agrega Renato Francisco da Silva, quien está restaurando una Kombi amarilla y blanca de 1968 para dejársela como "herencia" a su hijo.

La Kombi fue el primer vehículo producido por Volkswagen en Brasil -incluso antes del "escarabajo".

"Cuando yo era joven, la camioneta era el vehículo que usaba mi padre, así que para mí tiene un gran valor sentimental", explica Silva.

Otavio Costa es "coleccionista" y posee 11 Kombis. Y cree que hay que comprar Kombis brasileñas para una tercera razón.

"En mi caso, yo no tengo referencias de la infancia vinculadas a la Kombi, simplemente adoro el estilo del coche", dice Costa, que se "enamoró" de una furgoneta producida en Alemania en 1950, por la que pagó "el precio de un pequeño apartamento".

"Es cierto que es un vehículo ruidoso e incómodo, pero es un auto simpático, que tiene encanto y que da una cierta libertad a su dueño: se puede "moldear" a imagen de su dueño."

Seguridad

"Es un vehículo relativamente barato, fácil de mantener, con gran capacidad de carga y versátil: puede transportar mercancías o personas, y puede convertirse en una tienda para vender dulces y panes tradicionales"

Eduardo Gedrait

En cuanto a la seguridad, los amantes de la Kombi niegan que el coche tienga problemas.

Pero algunos expertos apuntan a las reglas relativamente poco rígidas de seguridad vehicular en Brasil como una razón de la longevidad del auto en el país.

"Durante mucho tiempo, la única prueba que los vehículos tenían que pasar para ser vendidos en el mercado brasileño involucraban un choque frontal en una barrera rígida a 48 km por hora", explica Marcus Romaro, consultor especialista en seguridad vehicular.

Explica que en esta prueba se observan fugas en el motor cuando la columna de la dirección penetra en el interior del vehículo después de la colisión.

"Pero hay mediciones más detalladas sobre las posibles lesiones a los ocupantes del coche, como en otros países, que podrían poner en riesgo a los sistemas de protección de la camioneta", indica Romaro. Y agrega que los consumidores brasileños también son menos exigentes en cuanto a la seguridad .

Para el presidente del Club Sampa Kombi el mayor problema es que el vehículo "expone demasiado al conductor".

Otavio Costa

Otavio Costa tiene 11 Kombis, incluido un modelo de 1950.

"A menudo se dice que el parachoques de la camioneta son las rodillas del conductor, pero la mayoría de los miembros de nuestro club entienden que se trata de un vehículo antiguo, con limitaciones, y estas limitaciones deben ser respetadas".

Gedrait recuerda que la decisión de Volkswagen de suspender la producción de la furgoneta fue tomada precisamente porque el vehículo no cumple con las normas de seguridad que deben entrar en vigor en 2014 , incluido el requisito de que los coches deben salir de la fábrica con doble bolsa de aire y frenos antibloqueo o ABS (un sistema que impide deslizamiento de las ruedas durante el frenado en pendientes resbaladizas).

La compañía no ha aclarado si la decisión se tomó por problemas técnicos o financieros para la adecuación del modelo a estos nuevos requisitos, pero los aficionados a la Kombi no parece preocuparles mucho el tema.

Eso quedó demostrado cuando Volkswagen tuvo que duplicar el volumen de producción de una serie especial de la última edición de la Kombi, de 600 a 1.200 unidades, a pesar del precio de las unidades de esta serie, que tiene acabados interiores de lujo, fue de casi el doble del que se cobra por una nueva Kombi común.

"Para los coleccionistas, uno de los efectos positivos del fin de la producción de la Kombi es que ahora se valorará más a los modelos más antiguos y las ediciones especiales", dice el empresario Marcelo Filoni, posee dos Kombis y es coleccionista de coches antiguos.

"La camioneta saldrá de la línea de producción, pero es irónico que ahora podría convertirse en una especie de ícono cada vez más disputado".