En Puerto Rico se juega béisbol con un ritmo y de una manera especial.
Batean, lanzan, corren las bases y defienden de una forma que refleja la pasión por el juego de la pelota que llevan en la sangre y que ha sido determinante en su espectacular camino hasta la final del Clásico Mundial de Béisbol.
Ha sido tal la euforia que ha desatado la selección boricua en la pequeña isla del Caribe que los aficionados han salido en masa a teñirse el pelo o la barba de rubio como lo hicieron sus ídolos del diamante.
Todos quieren estar listos para presenciar la final soñada del torneo contra Estados Unidos este miércoles en Los Ángeles.
"Hemos sido capaces de unir a nuestro país con nuestro pelo rubio", resaltó el tercera base de la selección puertorriqueña Carlos Correa.
"Eso es lo que queremos como jugadores, unir a nuestro país, a nuestra gente y darles lo mejor".
Hasta ahora lo han hecho.
Invictos
La novena boricua llegó al torneo convencida que no hay ningún otro país capaz de jugar como ellos, que es posible que en otros equipos hay más estrellas y beisbolistas consagrados en las Grandes Ligas, pero que ellos son capaces de ganarle a cualquier en cualquier momento.
"El béisbol se trata de nueve jugadores de posición, un lanzador y tener mucha entrega y corazón", le dijo el dirigente Jesús Feliciano a La Opinión antes de comenzará el torneo.
"El mejor que ejecute en el terreno esa noche será el vencedor. Voy a los míos siempre", aseguró.
Puerto Rico arrasó en su zona de clasificación en la primera ronda, superó sin problemas los cuartos de final y logró encontrar las carrera ganadora en las semifinales contra Holanda.
En resumen, ganó sus siete partidos, anotó 55 carreras y sólo ha recibido 18.
Pequeño gigante
La racha coincidió con la aparición de las primeras mechas entre los jugadores, pero la moda contagió a la fanaticada
"Desde que comenzaron a ganar esto no ha parado", contó Myrna Ríos, gerente de un salón de belleza en la capital de Puerto Rico, San Juan.
"Se nos acabaron los productos en la mayoría de nuestras tiendas", le dijo a la agencia Associated Press.
Los aficionados han acabado con el inventario de todas las tonalidades de tinte rubio, usan pelucas o, los que son calvos, se tiñen sus barbas.
Ninguno quiere romper la unidad, y la cábala, del pelo rubio para el crucial partido contra Estados Unidos, que llegó a su primera final de un clásico tras vencer a Japón 2-1.
Ellos saben que en el campo no importan las diferencias políticas, ideológicas, económicas o de habitantes (3,5 millones contra más de 325 millones), allí saben que jugando béisbol pueden vencer a cualquiera, incluido al país en donde nació el deporte.