Dos agentes de seguridad frente a una centralImage copyright
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Reforzar la seguridad de las instalaciones es la meta de la cumbre que se celebra en Washington.

Aeropuertos, estaciones, trenes, estadios de fútbol… Los objetivos de los ataques del autodenominado Estado Islámico se han ido ampliando, buscando causar el mayor impacto posible.

Por ello, las fuerzas de seguridad y los gobiernos occidentales temen aún algo peor: un ataque del grupo radical con material nuclear.

La Cumbre de Seguridad Nuclear que comenzó este jueves en Washington D.C. (EE.UU.) dedicará por primera vez una sesión a posibles ataques terroristas nucleares en ciudades.

"Es una amenaza nueva y emergente", admitió la pasada semana en Londres el ministro británico de Defensa, Michael Fallon.

En noviembre del año pasado, los yihadistas eligieron una sala de conciertos, un estadio de fútbol y una zona de restaurantes para sembrar el pánico en París, causando la muerte de 130 personas.

La pasada semana, el objetivo fue el metro y el aeropuerto de Bruselas, donde fallecieron más de 30 personas.

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La central nuclear de Doel, en Bélgica, fue objeto de un sabotaje en agosto de 2014.

EI podría dar otro paso más en su escalada de terror. Y ese sería un ataque nuclear, que multiplicaría el número de víctimas y daños.

"Sabemos que las organizaciones terroristas buscan acceso a esos materiales (nucleares) y tener un artefacto nuclear", reconoció esta semana Ben Rhodes, consejero de Seguridad Nacional del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Disponer de material nuclear quizás sea la última barrera (y la más compleja de superar) para las organizaciones extremistas.

Los gobiernos y los expertos temen que esa barrera pueda caer pronto.

¿Pero se trata sólo de una llamada de alerta o el riesgo es real?

Sin evidencia directa

"Hay un riesgo auténtico, pero creo que no deberíamos entrar en pánico", dijo a BBC Mundo Matthew Bunn, experto en terrorismo nuclear y profesor de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Al Qaeda contaba con un departamento dedicado conseguir un arma nuclear o material radiactivo para un artefacto más convencional.

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Según el experto Matthew Bunn, Estado Islámico cuenta con más posibilidades de llevar a cabo un ataque nuclear que al Qaeda.

Ahora la amenaza proviene de EI.

Según Bunn, "no hay evidencia directa" de que Estado Islámico lo tenga entre sus planes. Tampoco el gobierno de Estados Unidos cree que haya pruebas.

"Pero sí hay indicadores preocupantes", asegura Bunn.

El reciente atentado de Bruselas sirvió para recordar que en el país europeo ha habido acciones preocupantes en materia nuclear.

En 2012 dos empleados de la central de Doel, en el norte del país, dejaron sus puestos de trabajo y se unieron a los yihadistas de EI en Siria.

En agosto de 2014, alguien con acceso a la planta de Doel drenó el lubricante de la turbina del reactor, lo que causó un sobrecalentamiento.

La consecuencia: unas pérdidas económicas de entre US$100 y US$200 millones, lo que lo coloca como uno de los mayores sabotajes económicos de la historia. El culpable y el motivo son aún un misterio.

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Los expertos aseguran que reducir el número de instalaciones con material nuclear facilita la seguridad.

Más recientemente, en noviembre de 2015, la policía belga descubrió que la célula terrorista que realizó los ataques de París siguió y grabó a un alto cargo de una central belga con acceso a materiales nucleares y radiactivos, incluido suficiente uranio enriquecido como para varias bombas nucleares.

Las autoridades creen que los autores de la operación de vigilancia fueron los dos hermanos que se inmolaron la semana pasada con un cinturón de explosivos en el aeropuerto de Bruselas.

Preocupación

Los atentados en el metro y el aeropuerto de la capital belga elevaron la preocupación de que EI esté ideando un plan nuclear.

Las autoridades restringieron el acceso a trabajadores y reforzaron la seguridad de instalaciones nucleares tras los ataques. Pero las dudas de los gobiernos extranjeros continúan tras las fallas policiales y de inteligencia que ha mostrado recientemente Bélgica.

"Un ataque terrorista con un artefacto nuclear improvisado crearía caos político, económico, social y ambiental en todo el mundo, sin importar dónde ocurra"

Gobierno de EE.UU.

"Está claro que hay una amenaza y que se ha amplificado en los últimos meses", afirma a BBC Mundo Carl Robichaud, experto en seguridad nuclear de la Fundación Carnegie por la Paz Internacional, con sede en Nueva York.

Los riesgos son variados: los extremistas podrían robar un arma nuclear a alguno de los países que disponen de ellas, sabotear una central, colocar un explosivo en una instalación o robar material radiactivo de uso civil para fabricar una llamada "bomba sucia".

La Cumbre de Seguridad Nueclear de Washington busca evitar que ese material caiga en manos de los radicales.

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EE.UU. asegura que hay 200 toneledas métricas de material utilizable para hacer armas nucleares.

La Iniciativa de la Amenaza Nuclear, con sede en Estados Unidos, publicó recientemente un informe en el que asegura que muchas fuentes radiactivas "están mal aseguradas y son susceptibles de ser robadas".

Según el gobierno de Estados Unidos, "cerca de 200 toneladas métricas de material utilizable para armas nucleares -como uranio enriquecido y plutonio- están presentes tanto en programas civiles como militares".

"Y sabemos que los terroristas tienen la intención y la capacidad de transformar ese material en un artefacto nuclear", advirtió.

"Un gran paso"

Un artefacto nuclear improvisado podría ser tan devastador como una explosión nuclear. Uno que dispersara material radiológico sería algo menos dañino, pero igualmente peligroso.

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Los expertos ven más posible un robo de material radiactivo para incluirlo en una bomba, lo que resultaría más sencillo.

"Imagine que hubieran usado algo así en el aeropuerto de Bruselas o en el puerto de Rotterdam (Holanda), con todos los productos que llegan allí", señala Carl Robichaud, quien considera lo sucedido en la capital belga como una "llamada de atención" para las potencias mundiales.

Aunque no hay evidencias directas de que EI persiga este plan, Bunn alerta del peligro que supondría.

"Tienen más gente, más dinero, más territorio en su control y mayor capacidad de reclutar expertos en todo el mundo de los que nunca tuvo al Qaeda", afirma el experto a BBC Mundo.

  • * Robo de un arma nuclear de una instalación militar

  • * Robo o compra de material fisible para fabricar un artefacto nuclear

  • * Adquisición de materiales radiactivos para fabricar una "bomba sucia"

  • * Ataque o sabotaje de instalaciones nucleares

EI ya ha trabajado en Siria con armas químicas.

Además, el grupo tiene el deseo de ir más allá. "Sería un gran paso. No es lo mismo un ataque suicida con un cinturón con explosivos que fabricar una bomba nuclear", afirma el experto de la Universidad de Harvard.

Dada la disposición de los yihadistas para atacar en grandes ciudades y causar el mayor daño posible, un atentado de este tipo "cambiaría la historia de manera dramática", dice.

"Ideología apocalíptica"

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Las grandes potencias están en estado de alerta ante la creciente amenaza de ataques de radicales.

A muchos no les sorprendería que llegaran tan lejos.

"EI tiene una ideología apocalíptica y cree que va a haber una batalla final con Occidente", afirma Matthew Bunn.

Por ello es posible que recurra a las armas más poderosas posibles, considera el experto.

Los Estados buscan aprovechar la alarma actual para reforzar los protocolos de seguridad.

"Lo primero para evitar un peligro es reconocerlo", afirma Carl Robichaud, de la Fundación Carnegie.

Y por ello los gobiernos ya contemplan los peores escenarios.

"Un ataque terrorista con un artefacto nuclear improvisado crearía caos político, económico, social y ambiental en todo el mundo, sin importar dónde ocurra", alertó esta semana el gobierno de Estados Unidos.