Terremoto y tsunami en Chile 2010 | "Me faltaron 4 segundos para salvar a mi hijo": el estremecedor relato de la madre de “Puntito”, uno de los niños desaparecidos en la tragedia

"Nunca me voy a olvidar de su último apretón de manos".Han pasado 10 años desde el terremoto y tsunami que azotó gran parte del territorio chileno y a Helen Fajardo aún se le quiebra la voz al recordar esa fatídica noche. La mujer estaba durmiendo junto a sus dos hijos, Pablo y Joaquín, en una cabaña a pocos metros de la playa en el archipiélago Juan Fernández, cuando la fuerza del mar arrasó con todo lo que encontró a su paso.Su hijo menor, conocido como "Puntito", nunca más apareció. Se le soltó de sus manos mientras peleaba contra la intensa marea y los escombros.
La catástrofe ocurrida en el país sudamericano -que incluyó un terremoto de 8,8 grados a las 3:34 de la madrugada del 27 de febrero y posterior tsunami en la costa de varias regiones- dejó 525 muertos y 23 desaparecidos, de los cuales 8 eran niños."Puntito" es uno de ellos. Su historia es recordada por miles de personas en Chile pues él era un ícono en la isla: con su extrovertida personalidad y su facilidad para la pesca, era famoso entre los lugareños. Desde la ciudad de Viña del Mar donde hoy reside, Helen Fajardo (47 años) recuerda para BBC Mundo los detalles de esa noche y de la eterna búsqueda sin éxito de su hijo.Para ella, esta última década no ha sido fácil. El trauma la ha obligado a recurrir a ayuda psiquiátrica, siendo diagnosticada con "duelo patológico" pues aún no ha logrado superar la muerte de "Puntito".Aquí su testimonio en primera persona."Solo sabía que tenía que mantenerme viva para encontrar a mis hijos"
Al primero que perdí fue a Joaquín y después a Pablo. En solo segundos, la ola nos llevó a los tres. Nos arrastró con los escombros, con todo lo que había, primero hacia el cerro y después mar adentro, hacia la bahía. Era una noche gris, fea, como nunca se había visto en la isla. Yo salí nadando, medio ahogada. Recuerdo que no se escuchaba nada, ni un solo grito. Entonces oí a Pablo que me decía "mamá". Yo le respondí, con toda mi fuerza: "¡Acá!". Pero él no me escuchó. Probablemente estábamos a no más de 10 metros de distancia. Luego, sentí que Pablo le gritaba a su hermano. "¡Punto, afírmate de algo!". Él dice que en algún momento escuchó a Joaquín."¿Dónde están mis niños?"
Y fue entonces cuando alguien me alumbró y preguntó: "¿Quién está ahí?". "Yo, soy Helen", respondí. Era el mejor amigo de mi hermano, que murió años atrás. Me desvanecí, él me pegaba cachetadas para que yo reaccionara pero no procesaba. Me arrastró por los escombros mientras pedía ayuda. Y ahí llegamos a un lugar con más gente. Pero no estaban mis niños. Otras personas me tomaron. Volví a reaccionar cuando estaba en una casa alta, en el cerro. La dueña de casa era evangélica. Entre dos mujeres me ducharon y me limpiaron las heridas. Adentro cantaban, se escuchaban canciones bíblicas… y yo no me cansaba de preguntar por mis niños. "Tranquila hija, que los están buscando",me decían. Pasaban las horas y yo no sabía de mis hijos. Bajaba a la cocina, salía al patio y la gente me decía que tenía que acostarme. Después me dijeron que yo gritaba como loca, que me tiraba al suelo. Se escuchaba una radio peruana que les daba apoyo a los hermanos chilenos. Hablaban de los sobrevivientes, pero nadie decía nada de Pablo y Joaquín. Llegó mi hermano. Se sentó a mi lado y me dijo que la Valentina, mi hija mayor, estaba bien. Que mi mamá también estaba bien. Pero no me miraba a los ojos y yo le pregunté: "Y ¿mis niños?". Y no me supo responder… nos miramos… y yo le dije: "tráemelos". "Ya hermanita", me respondió y se cayó al suelo, del impacto.Búsqueda interminable
En los días siguientes, continuó la pesadilla. Buscamos a mi niño piedra por piedra, palo por palo, día y noche. Quería ir a bucear para buscarlo y un amigo me dijo: "tú estás loca, mira cómo estás". Yo ni siquiera me percataba de cómo estaba. Después llegaron las fragatas, los buzos tácticos, los perros.La recuperación
Después de pasar por algo así, la vida no es fácil. No hay receta para esto, para vivir sabiendo que tengo un hijo desaparecido. A mí me faltaron cuatro segundos para salvar a mi hijo. No alcancé a tirarlo por la ventana de la cabaña...Dos meses después de abandonar la isla, cuando estaba en el sur, los medios publicaron una noticia diciendo que habían encontrado el cuerpo de mi hijo. Pero no era Joaquín… fue espantoso. Si yo lo hubiese encontrado, si le hubiese dado una sepultura, la historia sería completamente distinta. Mi recuperación y mi continuar en la vida, sería otra. Porque la mente es endemoniada… me ha pasado de ir caminando y tomar a niños por atrás, pensando que es Joaquín.También me he quedado con regalos en la mano, comprándole sus autitos o sus figuras de Toy Story que tanto le gustaban. Es una pena tan profunda que nadie puede dimensionar.Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.https://www.youtube.com/watch?v=2l6SQqdn2Y8https://www.youtube.com/watch?v=2FoZyNJjVEghttps://www.youtube.com/watch?v=gHjW1l0Dk1g
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