El ruido de sables es cada vez más ensordecedor, mientras Occidente le pone mala cara a Bashar al Asad, el presidente sirio.
Quizás Estados Unidos y Reino Unido se estén acercando poco a poco al punto de tomar alguna acción. Pero por alguna razón lo dudo.
El sitio de noticias estadounidense The Daily Beast informa que la Casa Blanca pidió al Pentágono que elabore planes para una zona de exclusión aérea dentro de Siria.
En respuesta a este informe, un alto funcionario del gobierno dijo a la BBC: "No voy a discutir nuestras discusiones internas, pero durante muchos meses hemos expresado que nuestro gobierno está preparado para una variedad de contingencias en Siria y todas las opciones están sobre la mesa".
No importa que Obama pensara que una zona de exclusión aérea hubiera sido en buena cuenta un gesto vacío en Libia y finalmente ordenara más acción integral.
No importa que la OTAN no tenga semejante plan.
No importa que el Pentágono crea que semejante acción sería complicada y riesgosa.
No resulta demasiado difícil adivinar lo que está pasando realmente.
"Se debe hacer algo"
El factor Hezbolá
Lo que no está en discusión entre el gobierno de Washington y Naciones Unidas es la exigencia de que el grupo armado libanés Hezbolá salga de territorio sirio.
En ese sentido, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó este martes una resolución que condena la presencia de combatientes extranjeros que apoyan a las fuerzas del gobierno sirio, contra la voluntad de Rusia y el mismo día en que se iniciaba una conferencia sobre Siria en Irán, el principal respaldo de Hezbolá.
Para el Departamento de Estado de EE.UU., la presencia del grupo allí es inaceptable y peligrosa.
Según rebeldes sirios, unos 7.000 militantes de Hezbolá habían rodeado la ciudad fronteriza de Qusair, convertida en un campo de batalla clave.
EE.UU. y Rusia piensan lanzar un plan de paz para Siria en breve.
Aunque Francia y Reino Unido ejercieron una gran presión para levantar el embargo de armas de la Unión Europea, no parece que se estén preparando para suministrar realmente esas armas en el corto plazo.
Esto es acerca de presionar al máximo al gobierno sirio para que participe en la conferencia de paz, aunque es cierto que los diplomáticos tampoco tienen mucha esperanza en que eso produzca resultados.
Existen muchos problemas prácticos acerca de que EE.UU. y sus aliados actúen en Siria, y muchos resultados potencialmente desastrosos si lo hacen. Pero es más que esto.
A estas alturas deberíamos saber que si el presidente Obama es un intervencionista liberal, es uno muy cauteloso y renuente. Él sabe que, sin EE.UU., no se hará nada, pero parece sentir que no hacer nada suele ser la peor opción.
Vale la pena reflejar que ésta es la posición mayoritaria de los líderes de todo el mundo.
También parece ser la visión de muchos estadounidenses, cansados de la guerra. Y pocos en la región están pidiendo una intervención abierta.
Pero los que sí están exigiendo los comentaristas y políticos en Francia, Reino Unido y EE.UU., es que "se debe hacer algo".
Todavía se pueden desenvainar los sables.