La BBC estaba en un hospital cerca de Alepo a finales de agosto cuando comenzaron a llegar decenas de niños y jóvenes heridos tras un ataque con bomba incendiaria a una escuela. Semanas más tarde, el equipo regresó a ver cómo se encontraban.

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Las imágenes grabadas por un equipo del programa Panorama de la BBC en las que se veían los resultados de un ataque con una bomba incendiaria a una escuela en Siria causaron horror en todo el mundo. Ahora, el equipo regresó para ver qué pasó con algunos de los niños que sufrieron quemaduras severas como consecuencia del ataque.

A finales de agosto, una escuela cerca de Alepo, en el norte de Siria, fue el blanco de un brutal ataque aéreo atribuido a las fuerzas gubernamentales. Durante el horario de clases, una bomba incendiaria cayó sobre la escuela.

Con el cuerpo y el rostro desfigurados por las quemaduras y la ropa hecha jirones, los heridos fueron llegando a un hospital en las proximidades de Alepo establecido por la organización no gubernamental británica Hand in Hand for Syria, que brinda asistencia médica en las zonas del país donde el sistema médico es precario o virtualmente inexistente.

Ese día habían llegado dos médicas británicas, Rola Hallam y Saleyha Ahsam, acompañadas por un equipo de filmación de la BBC, dispuesto a grabar el trabajo del equipo médico para el programa de TV Panorama.

Siham

Siham estaba en clase de matemáticas cuando cayó la bomba.

El azar hizo que fueran testigos del horror que siguió al ataque en la escuela. Las imágenes de los niños con el rostro cubierto de ampollas, retorciéndose de dolor en el piso del hospital abarrotado de heridos, causaron estupor en el mundo.

Una de las más poderosas, quizás, fue la de Ahmed Darwish, un niño de 13 años al que se lo veía temblando, como perdido y con el cuerpo cubierto de una crema blanca espesa para aliviar el dolor de las quemaduras.

Semanas después del ataque, la BBC regresó para ver cómo se encontraba y qué había pasado con los otros niños que estaban en clase cuando cayó la bomba.

"¿Por qué?"

"Estoy muy dolorido. Tuve fiebre toda la noche. Me duele el cuello y el hombro."

Ahmed Darwish, 13 años

Ahmed, el niño que todos describen como un trabajador voluntarioso y de sonrisa afable, sufrió quemaduras en el 40% de su cuerpo.

"Estoy muy dolorido", dice desde la cama del hospital turco donde se recupera. "Tuve fiebre toda la noche. Me duele el cuello y el hombro".

"¿Por qué nos bombardearon cuando estábamos en la escuela? ¿Por qué?", dice llorando.

La última vez que la BBC habló con Siham, otros de los estudiantes heridos en el hospital de Alepo, gritaba de dolor. Ahora sigue ingresado junto a Ahmed. Asegura que todavía siente como si su cuerpo se estuviese quemando.

"Por favor, que todo se termine", dice. "Necesitamos una solución. Todo lo que pudimos soportar ya lo hemos soportado".

Escuela

En la escuela quedan los rastros de la explosión.

La escuela hoy está vacía. Libros tirados por el suelo con las hojas ennegrecidas por el fuego. Zapatos sueltos y juguetes sirven de recordatorio de lo que pasó.

Ahora, la controversia sobre las armas químicas pierde fuerza y la atención del mundo parece estar cambiando de foco y alejándose de Siria.

Sin embargo, para las víctimas de la guerra, el sufrimiento continúa con la misma intensidad de antes.