Llovizna en La Vega, un barrio popular en el oeste de Caracas. Y Zulibel Rivas baja campante del cerro donde se encuentra su casa. Agradecida, desciende por las escaleras que "le dio (Hugo) Chávez".
"Esto era una catarata en la que tú podías surfear", le dice a BBC Mundo. Llovía y no podía salir de su casa, recuerda.
"Pero ahora gracias a la revolución nos pusieron las escaleras y las alcantarillas".
Pese a una aguda crisis económica que sufre el país hace cuatro años, un 24% de los venezolanos aún apoya al gobierno de Nicolás Maduro, según recientes encuestas de Datanálisis. Rivas es una de ellas.
Y lo que para un sector es la represión de autoridades y grupos armados oficialistas al derecho de protesta de la oposición durante el último mes, para ella es la "violencia de la ultraderecha terrorista e imperialista".
Aunque el 80% de los venezolanos quiere cambio de gobierno, de acuerdo con la misma encuestadora, la mayoría no se define ni por el chavismo ni por la oposición.
Los críticos del gobierno dicen que hoy en día se vive en Venezuela el enfrentamiento de un pueblo contra una cúpula "corrupta" y "dictatorial".
Pero incluso las acusaciones de que Maduro ha desechado el legado democrático de Chávez, sobre todo tras la convocatoria para reformar la Constitución, parecen no importar a ese 24% polarizado al que pertenece Rivas.
"Si esta es una dictadura, es la más feliz del mundo", dice con sarcasmo. "Una donde todo el mundo dice y hace lo que le da la gana. Esta es una dictadura demasiado buena", insiste sobre el término descalificativo que usan los críticos.
El agradecimiento
Rivas, que tiene 46 años, trabaja como analista de compras en el Consejo Municipal de Caracas, donde integra un grupo de mujeres chavistas llamado Urimare en honor a una héroe indígena.
La madre de cuatro hijos también es miembro del consejo comunal de su barrio, entre otras organizaciones partidistas a las que pertenece, y recibe cada mes su bolsa de comida CLAP que el Estado le vende a un precio módico.
Para ella no hay una crisis económica generada por la corrupción, el derroche y la incompetencia del gobierno, como sostienen economistas y opositores. Ni siquiera por la baja del precio del petróleo.
"Sabemos que es una guerra económica", asegura. "Sabemos que la oposición, para pegarnos, nos quita la comida, porque nosotros nos acostumbramos a que nos dieran todo, a no sembrar".
Así le responde a analistas y políticos de oposición que critican el amplio sistema de beneficios que creó el chavismo por excluyente, clientelista e ineficiente.
Pero una beneficiaria como Rivas dice que, si bien no salió de la pobreza, incluso ahora -pese a la "guerra económica"- está mejor que antes de Chávez.
"Chávez nos dio educación, salud, viviendas", afirma.
Como ella, por mucho que algunos sigan en la pobreza y tengan que hacer cola por horas para comprar comida o deban comer menos veces al día, millones de venezolanos aún adhieren al chavismo por una cuestión de gratitud y reivindicación.
El descontento que se notó en las elecciones legislativas que perdió el chavismo en 2015 no necesariamente significa, según expertos, un cambio de bando político.
Rivas, de hecho, dice que la derrota se explica por gente afectada e influenciada por la supuesta guerra económica: "Tú te le metes a la gente humilde con la comida y te le metes con todo".
Y Alejandro Velasco, un sociólogo experto en problemáticas populares, matiza: "El descontento no necesariamente está ligado a las exigencias de la oposición, que son políticas y no necesariamente sociales y económicas, que son las razones por las que están protestando los barrios".
Muchos pobres, argumentó en entrevista con BBC Mundo, pueden estar insatisfechos, pero no salen a protestar de manera contundente porque no saben si un gobierno opositor va a atender sus necesidades como lo hizo Chávez.
La reivindicación
En la casa de Rivas, que ella no tiene problema en llamar "rancho", hay varias fotos y muñecos de Chávez, una decoración que se repite en los hogares de sus simpatizantes.
"Cuando llegó Chávez, la gente ocultaba a los niños con discapacidad, porque era una vergüenza familiar. No veías a los pobres en la Plaza Bolívar (en el centro de Caracas)", le dice a BBC Mundo César Trómpiz, presidente de Fundayacucho, una organización de juventudes chavista.
"Pero Chávez les dijo: 'Mira tú existes, eres parte de la historia, de la sociedad'. Nada más con eso, que es la lucha por el reconocimiento, Chávez significó una luz muy grande", añade el también dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
"A la negra le dijo que era bella, sacó a los niños con síndrome de Down en televisión, a las gordas les dijo que eran lindas".
Y eso, opina el activista, "es algo que el chavista siente que puede perder con un gobierno de oposición y por esto está dispuesto a dar una lucha por defenderlo".
Defensa de la revolución
Por eso, muchos chavistas convencidos sienten la necesidad de proteger la revolución ante lo que ellos consideran es un ataque de la "derecha imperialista".
También en La Vega, BBC Mundo habló con el miembro de un grupo de seguridad encargado de defender la revolución y sus ideales. Un integrante de lo que en Venezuela se conoce como un colectivo que pidió no revelar su nombre.
En este barrio popular del oeste de Caracas se han visto varias protestas, trancas de calle y saqueos que el colectivo ha intentado mitigar.
"Nosotros no estamos para atacar, sino para defender", le asegura a BBC Mundo.
"Nos vestimos de negro y nos tapamos las caras", dice. "Somos unos 50 motorizados que hacemos el trabajo de intimidación".
El colectivo niega que estén armados: "No tenemos ni un cortaúñas".
La oposición les ha "lavado el cerebro" a las personas pobres que protestan en los barrios, asegura.
"Por eso, nosotros le estamos dando la cara al pueblo", justifica.
"Porque nosotros no le vamos a dar el poder a un grupo de gringos que no va a dar respuesta a nuestro problemas".
"Primero muertos", sentencia.