Sebastien Bras en la cocina.

Getty Images
Sebastien Bras, de 46 años, es considerado uno de los chefs más destacados de la gastronomía francesa actual.

Estar en la prestigiosa guía gastronómica Michelin es uno de los sueños de chefs de todo el mundo.

Pero no de Sebastien Bras.

En septiembre, el chef francés de 46 años, considerado uno de los mejores de la gastronomía actual en su país, sorprendió al solicitar públicamente ser retirado de la guía.

Su restaurante, Le Suquet, localizado en Laguiole, sur de Francia, llevaba 18 años con tres estrellas Michelin, el puntaje máximo.

De esta forma, por primera vez en su centenaria historia, la guía eliminó a un restaurante a pedido de su dueño y Le Suquet ya no estará en la edición 2018, la cual se publicará el lunes próximo.

"Es difícil para nosotros tener en la guía un restaurante que no quiere estar allí", dijo la portavoz de Michelin, Claire Dorland Clauzel, a la agencia de noticias AFP.

Un chef prepara un plato.

AFP
"Cada comida que sale (de la cocina) puede ser evaluada" por el jurado Michelin, explicó Bras.

Según explicó, otros locales se han retirado del listado porque se jubiló el chef o el lugar cambió de concepto.

"Empezar un nuevo capítulo"

Bras afirmó que ya no quería cocinar bajo la "enorme presión" de las evaluaciones del jurado Michelin y arriesgar su reputación en cada plato elaborado.

"Eres inspeccionado dos o tres veces por año y nunca sabes cuándo. Cada comida que sale puede ser evaluada", dijo a la agencia AFP.

"Eso significa que cada día, uno de los 500 platos que salen de la cocina pueden ser juzgados", agregó.

Sebastien y Michel Bras preparando un plato.

AFP
Hace una década Sebastien Bras (izquierda) tomó el control del famoso restaurante Le Suquet de su padre, Michel Bras (derecha).

En este momento solo 27 restaurantes de Francia pertenecen al selecto grupo de las tres estrellas de rating.

Bras, que tomó el control de Le Suquet de su padre, Michel Bras, hace una década atrás, reconoció que la decisión podrá convertirlo en alguien "menos famoso".

Sin embargo, dijo estar ilusionado por "empezar un nuevo capítulo" en la historia de su restaurante, alejado del ultra competitivo mundo de las estrellas Michelin.

De hecho, el francés confesó que, "como todos los chefs", a veces pensaba en su colega y compatriota Bernard Loiseau, quien se suicidó en 2003 supuestamente por rumores de que perdería su preciada tercera estrella.


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