Ivette Falcón, que cruzó a EE.UU. por el Niágara, sintió urgencia por pedir asilo antes de que cambien las leyes migratorias.

La cubana Ivette Falcón está convencida de que la cuenta atrás para que Estados Unidos le retire la alfombra roja a los emigrantes cubanos ya ha empezado.

Cuando se enteró por las noticias en Madrid el mes pasado de que los presidentes estadounidense y cubano se disponían a hacer las paces, Falcón, de 42 años, sintió pánico.

Decidió que era el momento de abandonar su vida en España, donde llevaba 22 años, se compró un billete de avión para Canadá y el sábado pasado cruzó la frontera de EE.UU. con su hija Adela, de 14 años, para pedir asilo y beneficiarse del preferencial trato que han recibido cientos de miles de emigrantes cubanos gracias a una ley vigente desde 1966.

"A mí me entró mucho miedo cuando Obama dijo eso. Ya toca correr… porque se acaba", dice Falcón ya asentada en Miami, donde se ha reunido con su marido, el cantante también cubano Boris Larramendi, quien se encontraba en la ciudad desde principios de diciembre.

Como Falcón, muchos otros cubanos temen que la nueva era de entendimiento entre ambos países implicará el fin de los beneficios que EE.UU. otorga desde la Guerra Fría a quienes escapaban del comunismo en la isla.

Estas ventajas incluyen el casi inmediato acceso a la residencia temporal y derecho a trabajar, cupones de comida y cobertura médica limitada.

Mediante la llamada Ley de Ajuste Cubano, EE.UU. concende un trato preferente a los cubanos que no da a los emigrantes de ningún otro país.

Y aunque no hay planes para cambiar esa ley, el temor a la pérdida de esos favores parece estar detrás de la última oleada de balseros reportada por la Guardia Costera estadounidense.

Lea: Qué cambia desde este viernes con las medidas para suavizar el embargo a Cuba

En diciembre, un total de 481 emigrantes cubanos fueron interceptados en el mar o arribaron a tierra estadounidense, lo que supone un incremento del 117% con respecto a diciembre de 2013.


El paulatino acercamiento entre Cuba y Estados Unidos desde que Barack Obama llegó a la presidencia de EE.UU. en 2009 ha contribuido a propagar los rumores sobre el fin del trato de favor.

En los cinco primeros días de 2015, un total de 96 emigrantes fueron interceptados en siete balsas que trataban de cruzar las aguas infestadas de tiburones del Estrecho de Florida.

La Guardia Costera se ha visto obligada a recordar en un comunicado que el diálogo entre Cuba y EE.UU. no afectará a las políticas migratorias de EE.UU. con respecto a los cubanos.

Lea: ¿Por qué hay una nueva oleada de balseros cubanos?

"Avalancha"

Aún es pronto para conocer las cifras de cubanos que en las últimas semanas han solicitado asilo por vías distintas al mar, que son la gran mayoría.

Decenas de miles de ellos llegan cada año por tierra o por aire a EE.UU. y por esas vías ya se venía notando un aumento del número de llegadas desde que en enero de 2013 Cuba eliminó la necesidad de que los cubanos obtuvieran un permiso de salida, o tarjeta blanca.


La Guardia Costera se ha visto obligada a recordar en un comunicado que el diálogo entre Cuba y EE.UU. no afectará a las políticas migratorias de EE.UU. con respecto a los cubanos.

Más de 22.000 cubanos solicitaron asilo en las fronteras estadounidenses con México y Canadá en el año fiscal que acabó en septiembre de 2014, el doble que en el año anterior.

De todos modos, algunos abogados migratorios ya han notado el incremento en sus consultas.

Así lo constató a BBC Mundo Jorge Louisiana, quien agregó que ha notado también recientemente la llegada de muchas familias de cubanos que, como la de Ivette Falcón, huyen de la crisis económica en el sur de Europa.

Falcón, que había perdido su empleo como profesora de música en un conservatorio madrileño, dice que el taxista estadounidense que la recogió en la frontera para llevarla al cercano aeropuerto de Bufalo le aseguró que había venido recogiendo a unas siete u ocho familias cubanas por día desde que comenzó el año.

"Va a haber una avalancha", predice ella.

Pero en realidad el miedo al fin de los privilegios migratorios, que son contenidos en la Ley de Ajuste Cubano, ya venía de antes.

En los últimos años, los rumores del fin del trato de favor han sido intermitentes.

Eso lo han notado en los centros de acogidas de balseros de Miami. "La gente quiere salir en cuanto escucha rumores", le dijo a BBC Mundo Frank Figueroa, administrador del centro Servicios Mundiales de la Iglesia.

El paulatino acercamiento entre Cuba y Estados Unidos desde que Barack Obama llegó a la presidencia de EE.UU. en 2009 ha contribuido a propagar esas especulaciones.

Lea: Qué armas tiene el Congreso de EE.UU. para frenar el acercamiento a Cuba

Abuso

La sensación de un cambio inminente la refuerza el que algunos políticos cubano-estadounidenses como el senador por Florida Marco Rubio han denunciado que los cubanos estén abusando de esa ley.


Rubio dijo la semana pasada que la Ley de Ajuste cubano está en peligro cuando fue interpelado por un periodista del Nuevo Herald.

La Ley de Ajuste Cubano fue aprobada en tiempos de la Guerra Fría para ayudar a exiliados que huían de lo que Washington considera un gobierno represivo, pero lo cierto es que la gran mayoría de cubanos que llegan a EE.UU. lo hacen por motivos económicos o para reunirse con sus familias.

"Hay un creciente número de personas que llegan de Cuba en base al asilo político, que es la base de la Ley de Ajuste Cubano, y un año y un día después, cuando obtienen residencia en Estados Unidos, regresan a Cuba 15 veces o 20 veces al año", dijo Rubio la semana pasada en rueda de prensa.

Rubio dijo que la Ley de Ajuste cubano está en peligro cuando fue interpelado por un periodista del Nuevo Herald, el principal diario en español de Miami.

Lo cierto es que no existe ningún proyecto en el Congreso estadounidense para revocar la ley, pero otros congresistas estadounidenses han pedido un cambio, entre ellos los representantes republicanos y cubano-estadounidenses Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart.

Por ello, por el momento Falcón y los cubanos seguirán siendo recibidos con brazos abiertos en las aduanas estadounidenses.

señora cubana con banderas de cuba y estados unidos

Más de uno teme que el trato migratorio especial desaparezca con la normalización de relaciones.

Falcón dice que tenía miedo a que algo pudiera salir mal al llegar a la frontera entre Canadá y EE.UU. y su hija y ella fueran devueltas a España como según ella le ha pasado a algunos conocidos suyos.

Pero todo salió a pedir de boca. Por el momento, Falcón y los cubanos como ella siguen siendo bien recibidos por los estadounidenses.

Así lo comprobó en cuanto llegó al puesto de inmigración y su hija, que maneja mejor el inglés, dijo: 'Somos cubanos. Queremos pedir refugio'.

"Había cinco policías grandotes y me dijeron casi a coro, 'bienvenidos, cubanos'", recuerda riendo Falcón, ilusionada ahora ante la nueva etapa en su vida.