Donald Trump y Vladimir Putin en un fondo negro.Derechos de autor de la imagen
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Los vínculos entre Donald Trump y varios de sus asesores más cercanos con Vladimir Putin persiguen al actual gobierno de EE.UU.

De todas las controversias que han rodeado a Donald Trump desde su campaña electoral hasta su actual rol como presidente de Estados Unidos, hay una de la cual no consigue desmarcarse: Rusia.

La repentina renuncia del asesor de seguridad nacional Michael Flynn presentada este lunes fue la última de una serie de polémicas que vinculan al gobierno de Trump con aparentes intereses rusos.

Pero esa no esa la última "controversia rusa" del entorno de Trump: este martes el diario The New York Times reveló que, según llamadas interceptadas por los servicios de inteligencia del país durante la campaña, el equipo del magnate mantuvo repetido contacto con funcionarios rusos.

"Agentes de autoridad y de inteligencia interceptaron las comunicaciones más o menos cuando descubrieron que Rusia estaba intentando alterar la elección presidencial hackeando al Partido Demócrata", afirma el diario.

Este miércoles, Trump volvió a responder a través de Twitter.

"La comunidad de inteligencia (¿NSA y FBI?) le está dando información de forma ilegal al fracasado @nytimes & @washingtonpost, Justo como Rusia", escribió el mandatario, quien atribuyó la noticia sobre los contactos de su equipo con Rusia a intentos por ocultar las fallas en la campaña presidencial de Hillary Clinton.

"El verdadero escándalo aquí es que se está entregando información clasificada de forma ilegal por la "inteligencia" como si fueran caramelos", agregó.

Pero hay más.

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Una semana después de asumir la presidencia de EE.UU., Trump habló por teléfono con Putin, rodeado de sus entonces principales asesores. Entre ellos está Flynn (derecha).

Primeras señales

En mayo de 2016 surgieron los primeros informes que señalaban que el Partido Demócrata había sido atacado por piratas informáticos.

Durante los siguientes dos meses se informó que las agencias de inteligencia de EE.UU. habían rastreado el origen de los ciberataques a Rusia.

En julio, en la antesala de la Convención Nacional Demócrata, el sitio de filtraciones WikiLeaks publicó 20.000 correos electrónicos internos de ese partido, que habían sido robados por hackers.

Agentes de inteligencia estadounidenses se mostraron "muy confiados" de que Rusia estaba detrás de la operación, pero Trump rechazó públicamente esos hallazgos.

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El gobierno de Barack Obama acusó a su contraparte rusa y en particular al presidente Putin de haber querido interferir en las elecciones de Estados Unidos.

Aunque lo que de verdad causó malestar fue que invitara públicamente a los piratas informáticos rusos a atacar el servidor de correos electrónicos privado de Hillary Clinton.

Su rival demócrata en la campaña electoral estaba siendo investigada por haber usado su cuenta personal para asuntos gubernamentales cuando era secretaria de Estado.

"Rusia, si me estás escuchando, espero que logres encontrar los 30.000 correos que están faltando", dijo el entonces candidato republicano.

La primera víctima

Al mismo tiempo que transcurría el escándalo del hackeo, el entonces jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, fue acusado de haber aceptado millones de dólares en efectivo para defender intereses rusos.

Concretamente, a Manafort se le habría pagado para representar los intereses de Rusia en Ucrania y en EE.UU.

También se lo acusó de haber hecho negocios con un oligarca muy cercano a Putin.

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Manafort se vio obligado a apartarse de la jefatura de la campaña de Trump.

Sospechosamente, mientras Manafort lideraba la campaña de Trump, el Partido Republicano modificó un manifiesto que había escrito sobre el conflicto en Ucrania y removió todo sentimiento antiruso.

Manafort fue investigado por el FBI y renunció a su puesto en la campaña de Trump.

Al igual que Flynn, Manafort -que tenía más de 40 años de experiencia como operador político- había sido contratado para ayudar a la lidiar con las controversias que rodeaban a Trump, pero al final sucumbió a una de ellas.

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Los enfrentamientos en el este de Ucrania entre los rebeldes separatistas apoyados por Rusia y las fuerzas del gobierno se renovaron tras la asunción de Trump.

Enfrentado con la inteligencia

En octubre de 2016, un mes antes de las elecciones, las agencias de inteligencia de EE.UU. emitieron un comunicado unánime acusando formalmente a Rusia de haber sido el responsable del hackeo al Comité Nacional Demócrata.

Trump siguió cuestionándolo, afirmando en un debate presidencial que "podría ser Rusia, pero también podría ser China o muchos otros".

"Podría incluso ser una persona sentada en su cama, que pesa 180 kilos".

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Los correos de Hillary Clinton y el Partido Demócrata robados y publicados por Wikileaks dañaron la campaña de la principal competidora de Trump a la presidencia.

En el mismo día que las agencias de inteligencia publicaron su comunicado, la cadena de televisión NBC dio el conocer la explosiva grabación de 2005 en la que se escucha a Trump presumiendo entre obscenidades de poder propasarse sexualmente con las mujeres.

Una hora más tarde, WikiLeaks empezó a publicar miles de correos nuevos de Clinton.

Trump siguió refutando el consenso de que Rusia estaba detrás de la filtración.

"¡Siempre supe que Putin era listo!"

En diciembre, tras la elección de Trump, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional publicaron un informe con las conclusiones que vinculaban a Rusia con el ciberataque al Partido Demócrata.

En respuesta, el presidente Obama expulsó a 35 diplomáticos rusos e impuso nuevas sanciones contra Rusia.

El mundo entero esperó la reacción de Putin, pero el líder ruso decidió no tomar represalias.

El presidente electo Trump apoyó al presidente ruso, afirmando en su cuenta de Twitter: "Gran movida lo del retraso (por V.Putin). ¡Siempre supe que era muy listo!".

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Flynn estaba en contacto con la embajada rusa cuando Obama aprobó el último paquete de sanciones.

Muchos consideraron que la decisión de Putin fue una astuta maniobra de relaciones públicas, pero entre las agencias de inteligencia generó sospechas de si no tendría confianza en que las sanciones serían eliminadas en cuanto asumiera Trump.

Ahora sabemos que en ese momento, antes de que Trump asumiera la presidencia, Flynn estaba en contacto con la embajada rusa en Estados Unidos.

Flynn renunció luego de admitir que había dado "información incompleta" al presidente y al vicepresidente, Mike Pence, sobre conversaciones que mantuvo con el embajador ruso en EE.UU., Sergey Kislyak, antes de asumir su puesto.

El militar retirado, según versiones filtradas a los medios, habló telefónicamente con el diplomático ruso acerca de las sanciones que el gobierno del entonces presidente Barack Obama había impuesto ese mismo día a Rusia por los ciberataques ocurridos durante la campaña electoral estadounidense.

De esta forma, violó una ley que prohíbe a civiles intervenir en disputas diplomáticas de EE.UU. con otros países.

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Rex Tillerson, jefe de la diplomacia de Estados Unidos, fue condecorado por Putin en 2013 con la "orden de la Amistad".

Ese mismo mes, Trump eligió como su secretario de Estado (el puesto más importante en su gabinete) a Rex Tillerson, presidente de la petrolera ExxonMobil.

¿La principal objeción que enfrentó Tillerson? Sus vínculos cercanos con Putin.

Como ejecutivo petrolero, Tillerson cultivó una relación personal con el líder ruso, llevando a muchos a cuestionar si estaba calificado para servir como el principal representante diplomático de EE.UU.

Tillerson juró en su cargo el pasado 2 de febrero.

El comprometido dossier

En enero, el sitio Buzzfeed publicó un documento compilado por Christopher Steele, un exagente de inteligencia británico y experto en Rusia, que sostenía que Moscú tenía información comprometedora sobre Trump, que lo podría hacer susceptible al chantaje.

Entre los varios memos del expediente había uno que afirmaba que las agencias de seguridad rusas habían filmado a Trump con prostitutas en un hotel de la capital rusa.

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Un hombre toma fotos de un mural en Vilna, la capital de Lituania, en el que se ve a Putin y Trump besándose.

El presidente electo refutó las afirmaciones, asegurando que era información falsa.

El canal CNN reveló que tanto Trump como el entonces presidente Obama habían sido informados por agentes de inteligencia sobre la existencia del documento.

El informe cayó como una granada en medio de un escenario político ya caldeado y generó una respuesta negativa contra Buzzfeed por haber publicado lo que en esencia eran afirmaciones no confirmadas.

La evidencia contra Flynn

No obstante, el escándalo más concreto y dañino en torno al tema de Rusia surgió en febrero, después de meses de especulación sobre el tema.

Un informe del diario The Washington Post reveló que el asesor de seguridad nacional Michael Flynn había discutido con el embajador ruso sobre la posibilidad de levantar las sanciones impuestas por el gobierno de Obama a Rusia, antes de que Trump asumiera la presidencia.

Flynn, quien había aparecido varias veces en el canal de televisión internacional del gobierno ruso RT e incluso fue retratado en 2015 cenando con Putin, renunció a su cargo este lunes.

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Flynn fue visto en diciembre de 2015 en Moscú, en una cena a la que asistió el presidente Putin.

Al día siguiente, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró que Flynn no hizo nada ilegal y que su renuncia fue producto de la "erosión" de la confianza del presidente y no por las conversaciones con Kislyak en sí.

De todos modos, según medios estadounidenses, este y otros vínculos del gobierno de Trump están siendo investigados por el FBI, al tiempo que varios legisladores están solicitando que se estudie el tema también en el Congreso.

En su campaña y sus semanas como presidente, Trump no ha escondido su aprecio por Putin y su deseo de establecer vínculos más cercanos con Rusia.

La pregunta que muchos se hacen -y la polémica de la que no logra desprenderse Trump- es cuán cercanos ya eran y siguen siendo esos vínculos.