Rusia le pidió al presidente de Siria, Bashar al Asad, que ponga sus armas químicas bajo control internacional para que sean destruidas y así evitar un posible ataque militar liderado por Estados Unidos contra las fuerzas del gobierno sirio.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, declaró que había enviado la propuesta a su homólogo sirio, Walid al Muallem, quien se encuentra este lunes en Moscú.

Algunos informes aseguran que el gobierno sirio acogió la propuesta rusa.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, dijo que apoyaba la propuesta hecha a Siria, pero recalcó que el gobierno sirio tendría que aceptar el decomiso y destrucción de las armas químicas.

Este lunes, entre el vaivén de declaraciones, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, sugirió que la acción militar estadounidense podría evitarse si el presidente Asad entregara sus armas químicas en una semana.

El Departamento de Estado de EE.UU. rápidamente destacó que Kerry estaría haciendo un argumento retórico.

El gobierno sirio niega haber llevado a cabo el ataque químico en las afueras de Damasco el mes pasado, que desencadenó una reacción internacional.

¿Un giro en el conflicto?

Bashar al Asad

Asad negó haber efectuado el ataque con armas químicas contra insurgentes o civiles sirios.

Rusia ha sido el principal aliado de Siria desde que comenzó el conflicto hace más de dos años y se ha encargado de bloquear cualquier intento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que el gobierno de Bashar al Asad responda a las acusaciones que se le hacen desde Occidente.

También ha rechazado las evidencias que vinculan a las fuerzas de Asad con un ataque químico en Damasco, a finales de agosto.

Por esas razones, las opiniones en Estados Unidos tienden a culpar a Rusia, al menos parcialmente, por las dificultades que ha tenido la comunidad internacional para participar más activamente en la solución del conflicto sirio.

Pero, como recuerda el corresponsal de BBC Mundo en Washington, Thomas Sparrow, también es cierto que Rusia tiene una llave con la que Estados Unidos no cuenta: el gobierno ruso, como pocos otros, tiene acceso directo a Damasco. Y Damasco escucha.

Por eso, la petición rusa de este lunes -y los informes que aseguran que Siria la acogió- tienen a algunos analistas preguntándose si el conflicto puede estar presentando un giro inesperado o si es, más bien, flor de un día.

Protesta contra la guerra frente a la Casa Blanca

La oposición a una intervención militar no es sólo de políticos sino de la gente en las calles.

Mark Mardell, el editor de la BBC para Norteamérica, dijo en ese sentido que la propuesta puede ser "una maravilla de un día" pero también "un punto de inflexión".

Mardell agrega que es difícil saber, en este punto, si la sucesión rápida de eventos -las declaraciones de Kerry, la oferta rusa, el apoyo de la ONU y la aparente acogida siria- son una coreografía calculada o no.

De cualquier manera, lo ocurrido este lunes sí refleja un fenómeno interesante en la forma como se han venido desarrollando los enfrentamientos diplomáticos por la crisis en Siria, afirma nuestro corresponsal, Thomas Sparrow.

Pues si bien Rusia es visto como un actor reactivo (bloqueando las resoluciones internacionales y negando el rol de Asad en los ataques), este lunes tomó un carácter más propositivo.

Y este rol ruso, si en efecto es más que retórica, puede terminar siendo clave para la crisis en Siria.