"Desbloquea tu teléfono".
Esa es la petición que los agentes de inmigración sí pueden hacer cuando un extranjero llega a Estados Unidos.
No se trata de una nueva regulación introducida por Donald Trump, pues desde 2009 el gobierno de Barack Obama implementó la política que aplican los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
De hecho, pueden retener un dispositivo electrónico —ya sea un celular, una tableta, una laptop u otro medio de almacenamiento de información— durante varios días y hacer copias de información.
El periodista de la BBC Ali Hamedani, quien nació en Irán pero tiene pasaporte británico, así lo vivió en persona hace unos días.
"Mantenerlo desbloqueado"
Trump había firmado una orden ejecutiva que prohibía temporalmente la entrada de personas de siete países musulmanes y suspendía la recepción de refugiados, (medida que actualmente está suspendida).
Hamedani llegó al aeropuerto O’Hare de Chicago, en el norte de EE.UU., y tras la revisión de su pasaporte y visa fue llevado a una sala de espera.
"El momento más difícil fue cuando el sujeto (del CBP) me pidió la contraseña de mi teléfono", relata Hamedani.
Aunque el periodista advirtió que tenía información privada sobre su trabajo como reportero, los agentes insistieron en que debía desbloquear su móvil.
Accedió a hacerlo y fue cuando los agentes lo tomaron e "intentaron mantenerlo desbloqueado lo más posible para poder buscar en él".
"Vi a uno buscar en mi cuenta de Twitter. Estaba tratando de encontrar algún punto de vista político, si apoyaba a alguien, si tenía alguna idea extremista o no", dice Hamedani.
Lo cuestionaron si había tenido entrenamiento militar en alguna base de Irán, cuándo fue la última vez que estuvo en ese país, por qué tenía pasaporte británico y no iraní.
"No fue agradable para nada", dice el periodista que compara esta experiencia a una ocasión en que fue arrestado en Irán por su trabajo periodístico.
"Me sentí igual esta vez".
¿Qué pueden pedir?
El nuevo director del Departamento de Seguridad Interior, John Kelly, dijo que están considerando un cambio a la política de aduanas que se aplica a los extranjeros.
"Queremos tener acceso a sus redes sociales, contraseñas. ¿Qué hacen en ellas, qué dicen?", dijo el funcionario al Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes.
"Si no quieren cooperar, entonces no entran", remató Kelly.
Sin embargo, mientras no se apliquen estos cambios, hasta ahora ningún agente del CBP puede solicitar las claves de acceso a dispositivos o cuentas de redes sociales.
"No pedimos contraseñas. Solo podemos solicitar una inspección de su dispositivo, lo que aplica a todos los viajeros", dijo a BBC Mundo un portavoz del CBP.
En el caso de redes sociales, existe un formato de respuesta voluntaria que es aplicado a los ciudadanos de 38 países a los que EE.UU. no les solicita visa de entrada.
La disposición es aplicada desde diciembre y pide marcar su "presencia" en una lista de redes sociales.
"Ninguna de estas políticas está relacionada con las reciente orden ejecutiva (de Trump) suspendida por los tribunales", dijo el portavoz del CBP.
Retener un dispositivo
Lo que sí pueden hacer los agentes es pedir el desbloqueo de celulares, tabletas, computadoras, cámaras y "cualquier otro tipo de dispositivo electrónico", según los procedimientos del CBP.
"Mantener a los estadounidenses seguros y hacer cumplir las leyes del país en un mundo cada vez más digital depende de nuestra capacidad de examinar legalmente todos los materiales", dijo el portavoz.
Para una "búsqueda en profundidad", los agentes tienen el derecho de hacer copias de la información contenida en los dispositivos, y retenerlos durante el tiempo que sea necesario (no hay límite de días).
La norma dice que los viajeros tienen derecho a que sean inspeccionados fuera de la vista del público, almacenados bajo alta seguridad, y la información destruida cuando no haya sido detectada actividad ilegal.
De acuerdo con un reporte del diario The New York Times, los datos disponibles muestran que en 2015 fueron inspeccionados 4.444 celulares y 320 dispositivos electrónicos.
Un dispositivo por persona representaría 0,0012% de las 383 millones de personas que entraron a EE.UU. durante ese año.
El derecho a no hacerlo
Sobre la privacidad, la Fundación para las Fronteras Electrónicas (EFF) documentó al menos dos casos judiciales (EE.UU. vs. Cotterman, 2013; y Riley vs. California, 2014) en los que se impugnó que los agentes tengan acceso a una cantidad infinita de información a través de un dispositivo conectado a redes en internet.
Pero la ley de EE.UU. dice que los agentes de inmigración "tendrán el poder para realizar una búsqueda, sin orden judicial, de la persona, y de los efectos personales en posesión de cualquier persona que busque admisión a Estados Unidos".
Para la EEF, "lamentablemente la ley está desactualizada" en cuanto a la falta de restricciones para los agentes de inmigración y lo que pueden obtener de un dispositivo móvil.
La pregunta es si lo mejor es acceder a la petición de desbloquear un móvil o decidir no hacerlo.
Un caso similar al del periodista Ali Hamedani es el del científico Sidd Bikkannavar, quien fue retenido por los agentes en un aeropuerto de Houston a finales de enero.
A Bikkannavar, estadounidense, le pidieron que desbloqueara su celular. En principio se negó debido a que era un propiedad de la agencia espacial estadounidense NASA y contenía información sensible.
Accedió luego de que el agente del CBP fue muy insistente en que tenía la autoridad de pedírselo, según relata Bikkannavar.
"Los funcionarios del CBP tomaron mi teléfono y no me lo devolvieron hasta que les di mi contraseña de acceso para que hicieran una copia de la información", dijo el científico al portal The Verge.
Tanto Hamedani, como extranjero, y Bikkannavar, como estadounidense, accedieron a la petición de abrir sus teléfonos, pero también tenían el derecho de no hacerlo o pedir un abogado.
El CBP explica que la solicitud de abrirlo es voluntaria, pero si tienen una "sospecha" de que la persona está ocultando información, entonces procederán a retenerlo.
Sobre qué es mejor hacer en estos casos, la abogada Sophia Cope, del EEF, dice que es una decisión individual: "Las personas tiene que averiguar cuál es su tolerancia al riesgo, y qué quieren lograr".