Los afganos, cansados de las guerras, han recibido con cautela el regreso de Gulbuddin Hekmatyar a Kabul, la capital del país.
Hekmatyar es el líder del segundo grupo militante más grande del país y es un señor de la guerra islamista acusado de numerosas atrocidades durante el conflicto civil que azotó al país en la década de 1990.
Pero ahora firmó un acuerdo de paz con el gobierno afgano, apoyado por Occidente, y asegura que abandonará la violencia.
Los líderes afganos afirman que el pacto es un paso adelante para la nación. Pero ¿qué tan importante es realmente es este trato y cuáles son los planes de Hekmatyar?
¿Ayudará a mejorar la situación de seguridad en el país?
Hasta ahora, no. La decisión de Hekmatyar de renunciar a la violencia no parece haber tenido ningún impacto notable en el campo de batalla.
Los principales grupos insurgentes que combaten contra las fuerzas afganas apoyadas por la OTAN son el Talibán y su red semiautónoma Haqqani, al Qaeda, y recientemente, el grupo autodenominado Estado Islámico (EI).
Las fuerzas de Hekmatyar estaban involucradas en pequeños ataques esporádicos e insignificantes, comparados con los de la insurgencia del Talibán, y en años recientes han disminuido tanto que casi desaparecieron.
La mitad de su partido Hizb-e-Islami apoyó al gobierno afgano post 2001 apoyado por Occidente y el resto permaneció a su lado.
Se cree que este tratado de paz fue acordado con una persona y no con un partido político o militante importante que está activamente involucrado en el actual conflicto.
¿Hay una visión más general?
Sí. Su regreso es de gran importancia simbólica. Hekmatyar sigue siendo considerado como una figura religiosa que lideró un movimiento de resistencia significativo contra la ocupación de la antigua Unión Soviética en Afganistán, bajo la insignia de la yihad.
La historia de Hekmatyar:
- Fue uno de los siete jefes de facciones antisoviéticas que lideró a combatientes muyahidines (islamistas) en la guerra contra la ocupación soviética en los 1980.
- Lidera el Hezb-e-Islami, que se enfrentó con otras facciones muyahidines en la lucha por el control de Kabul en la sangrienta guerra civil de los 1990.
- Fue forzado a huir de Kabul a Irán cuando el Talibán se hizo con el poder en 1996.
- Irán lo expulsó en 2002, y en 2003 el Departamento de Estado de EE.UU. lo incluyó en su lista de terroristas, acusándolo de haber participado en ataques en Afganistán.
- Firmó un acuerdo de paz con el gobierno afgano en septiembre de 2016.
Su decisión de renunciar a la insurgencia del Talibán, llamándola profana, sirve a los intereses del gobierno afgano.
El Talibán, al Qaeda y el autodenominado Estado Islámico reclutan jóvenes combatientes sobre la base de que están luchando contra los extranjeros para defender su religión y su cultura.
Pero en su primer discurso público la semana pasada, Hekmatyar le dijo al Talibán que ellos eran la razón de la presencia de fuerzas extranjeras en Afganistán.
El mensaje apoya la larga retórica del gobierno afgano. Pero éste podría tener más efecto al surgir de alguien como él.
Quizás para un gran número de combatientes talibanes no eliminaría la narrativa de "defender tu religión", pero podría reforzar el contraargumento religioso.
¿Es un personaje cambiado?
Sorprendentemente para muchos, Hekmatyar hasta ahora ha mostrado una imagen más moderada.
En declaraciones en tres eventos públicos en el este de Afganistán y en el palacio presidencial en Kabul el jueves, dijo que aceptaba la Constitución y que apoyaba la libertad de expresión.
También indicó que lamentaba que no hubiera mujeres en los eventos públicos.
Su esposa y su hija asistieron a su ceremonia de bienvenida en el palacio presidencial en la primera aparición pública de las mujeres miembros de su familia.
Sin embargo, esto podría tener el objetivo de mostrar que él reconoce el nuevo orden político y no necesariamente podría indicar que ha cambiado.
¿Tiene ambiciones políticas?
En el pasado, Hekmatyar ha hecho enormes esfuerzos para lograr sus objetivos políticos, incluido su sangriento papel en la devastadora guerra civil.
También tiene simpatizantes. En su segundo día en Kabul, se dirigió a una congregación de miles de personas.
Hasta ahora ha insistido en que no ha firmado la paz para llegar al poder o para asegurar alguna posición ministerial para su partido.
Pero muchos no creen que la promesa sea sincera.
En sus discursos hasta ahora ha dado a entender que tendrá una participación política. Ha hablado de un gobierno más centralizado, citando la nueva Constitución de Turquía, y afirma que se opone al sistema parlamentario.
Asegura que rechaza al actual gobierno afgano, un gobierno de "unidad" de poder compartido dirigido por el presidente Ashraf Ghani con su rival Adbullah Abdullah como presidente ejecutivo. Ha dicho que éste no es un verdadero reflejo de la voluntad de los electores.
También se ha ofrecido como voluntario para mediar entre el Talibán y el gobierno.
Muchos creen que pretende participar en las próximas elecciones presidenciales. Si no se presenta como candidato, es probable que sea un personaje influyente dado el apoyo que todavía tiene en zonas rurales.
¿Cómo se siente la gente en Kabul?
Las opiniones en Kabul están divididas y su regreso ha sido muy debatido en las redes sociales.
Decenas de miles de personas murieron durante la guerra civil en la que Hekmatyar jugó un papel destructivo y violento.
Muchos creen que el logro de la justicia se está viendo comprometido a expensas de la paz.
Pero otros argumentan que ya que otros señores de la guerra ya forman parte del sistema político post Talibán, la inclusión de Hekmatyar no cambiará mucho.
Algunos también señalan que el país necesita un gobierno fuerte y un sistema judicial independiente para abordar las terribles violaciones de derechos humanos durante los años de guerra civil, algo que hasta ahora no tiene Afganistán.
Pero su regreso resulta muy difícil para aquellos que perdieron seres queridos durante la guerra.
Parra ilustrar las divisiones, el viernes miles de personas asistieron a su discurso en el estadio deportivo de Kabul, pero en la parte occidental de la ciudad muchos salieron a las calles para protestar en su contra y exigir justicia.