Observartorio Vaticano

El Papa León XIII estableció oficialmente el observatorio Vaticano en 1891.

En la cima de una montaña en el suroeste de Estados Unidos, en el Observatorio vaticano, un grupo de sacerdotes observa planetas inhabitables como parte de una investigación sobre el cielo.

Aunque algunos puedan considerar una contradicción que la Iglesia Católica Romana emplee astrónomos para investigar el Universo, para los sacerdotes especializados en astronomía se trata de una actividad que los ayuda a "conectarse con el creador".

"No, no estamos haciendo nada extraño. Estamos realmente haciendo ciencia, no estamos buscando extraterrestres para evangelizar", le explica a la BBC el padre Paul Gabor, vicedirector del Observatorio.

La institución cuenta sólo con 10 astrofísicos en actividad, pero los científicos patrocinados por la Iglesia aseguran que están tratando de profundizar nuestro conocimiento sobre el Universo.

"El Observatorio vaticano es una operación muy pequeña por la manera curiosa en la que nos reclutan. En otras palabras, hace falta que seamos sacerdotes", explica el padre Gabor.

Lea también: ¿Puede un científico creer en milagros?

Ciencia y religión, ¿dos conceptos opuestos?

Paul Gabor

En opinión de Gabor, las observaciones de los astrónomos del observatorio Vaticano tienen valor científico.

Para los escépticos, esto es precisamente lo que hace que la investigación financiada por la religión tienda a ser menos confiable.

"Dada la naturaleza de lo que se requiere para ser parte del Observatorio Vaticano, uno esperaría que los mejores científicos no formen parte de la institución, dado que los mejores, en general, son ateos", señala el físico ateo Lawrence Krauss.

"Incluso desde un punto de vista intelectual, la ciencia y los doctorados de las religiones organizadas del mundo son completamente incompatibles. Lo han sido por cientos de años".

Los astrónomos del vaticano rechazan estas críticas.

Lawrence Krauss

Según el físico ateo Lawrence Krauss, ciencia y religión son incompatibles.

Para ellos, sobre todo en astrofísica, los límites entre la ciencia y la religión son inexistentes.

El Observatorio Vaticano se trasladó a Tucson, Arizona, en 1981, cuando el deterioro de la calidad del aire en Italia hizo que resultara imposible llevar a cabo investigaciones de alta calidad. Desde entonces, la institución trabaja codo a codo con la Universidad de Arizona.

"Creo que la gente que se hace las grandes preguntas sobre la fe también está interesada en la astronomía, porque se está haciendo preguntas muy fundamentales", dice Buell Jannuzi, director del Observatorio Steward de la Universidad de Arizona.

Lea: ¿Hay lugar para Dios en el Big Bang?

Conexión profunda

La primera mención del Observatorio Vaticano data de 1582, pero fue el Papa León XIII quien lo estableció oficialmente en 1891.

En ese momento, dijo que su objetivo era dejar en claro que la Iglesia Católica Romana "no se oponía a la ciencia verdadera y bien hecha".

El sacerdote jesuita Paul Gabor dice que, de hecho, se está dando cuenta cada vez más del vínculo que existe entre la religión y la astrofísica.

Gabor -que cree que si existen otros planetas habitables en el universo lo más probable es que alberguen vida- también ve una conexión profunda entre las dos disciplinas.

"Y al tratar de entenderlo, uno se da cuenta de que el Universo, de hecho, quiere que los entendamos".

Lea: El Vaticano busca hacer las paces con el "Big Bang"

Síguenos en Twitter @bbc_ciencia