Marcha de empresarios en Managua.

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La marcha convocada por los empresarios marca una separación de ese sector con el gobierno de Ortega.

Que el Consejo Superior de la Empresa Privada de Nicaragua (COSEP) fuera uno de los convocantes de la gran marcha de este lunes en la que participaron miles de nicaragüenses para protestar contra el gobierno de Daniel Ortega dice mucho de la situación política en el país.

Lo primero, pone en evidencia una gran fisura en las buenas relaciones de Ortega con los empresarios, que en la última década habían sido sus aliados, según señalan algunos analistas consultados por BBC Mundo.

Después de días de grandes protestas y de represión policial (se calculan en más de una veintena los muertos), el presidente nicaragüense revocó el domingo las polémicas reformas al sistema de seguridad social y pensiones.

Pero eso no consiguió frenar la indignación en parte de la población.

En el comunicado en el que la COSEP llamó a la marcha de este lunes, se pedía el cese de la represión policial, liberar a los detenidos y garantizar la libertad de prensa.

"La marcha fue multitudinaria, la gran mayoría eran jóvenes, pero la sociedad en general acompaña este movimiento social", dice a BBC Mundo Óscar René Vargas, analista político nicaragüense.

Marcha de empresarios en Managua.

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Muchos de los que se manifestaron contra Ortega son gente joven, dicen los analistas.

"Matrimonio" del gobierno y los empresarios

El sector privado había vivido un idilio con el gobierno desde que Daniel Ortega volvió a la presidencia en 2007.

"En 2006, Ortega ganó las elecciones con una diferencia muy pequeña y supo que tenía que aliarse con los empresarios, con los que en los 80 no había tenido una muy buena relación", explica a BBC Mundo Félix Maradiaga, director del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP).

Según Maradiaga, la administración de Ortega y el COSEP tuvieron un "matrimonio" que se plasmó enla Alianza Público Privada, un acuerdo por el que los empresarios tuvieron representantes asesorando al gobierno.

"Claro que Ortega podía operar con los más de US$600 millones anuales de ayuda venezolana que le permitían darle al sector privado concesiones y contratos, por ejemplo de construcción", cuenta.

Maradiaga dice que las reformas al sistema de la seguridad social fueron solo "la gota que derramó el vaso".

Daniel Ortega y Rosario Murillo

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Los empresarios y sectores de la iglesia han marcado distancias con el gobierno de Daniel Ortega.

Según él, en Nicaragua había ya una "indignación acumulada", que había estado fuera del radar internacional.

"En las calles ahora mismo poco se habla de las reformas a las pensiones. El enojo viene creciendo desde hace tiempo, con elecciones fraudulentas, violaciones a los derechos humanos y corrupción", explica.

Maradiaga considera que el sector privado ya no puede regresar a su relación anterior con Ortega porque "sabe quele costaría muy caro y es un modelo que no funciona".

Asegura que son varios los factores principales por los que esta ruptura podría ser definitiva.

Por un lado que Ortega aprobara las reformas sin el COSEP, por lo que los empresarios consideran que deshonró los acuerdos que tenía con ellos.

También, se trataría de una cuestión de imagen, ya que el gobierno ha perdido el favor de la opinión pública aceleradamente en los últimos días.

Marcha de empresarios en Managua.

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La mayoría de los manifestantes contra Ortega es gente joven, dicen los analistas.

Y la Iglesia

Al enfrentamiento entre el gobierno y los empresarios, se suman las críticas de la Iglesia católica. Una parte de ella se ha mantenido cercana, o poco crítica, al Ejecutivo de Ortega en la última década.

Pero el viernes pasado, la Conferencia Episcopal de Nicaragua demandó en un comunicado que el gobierno derogara las reformas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social.

Aunque los analistas explican que la Iglesia no tiene una postura en bloque, varios obispos se han mostrado cada vez más críticos con el gobierno de Ortega, quien en 2005, en un guiño simbólico a la jerarquía eclesiástica, se casó en una ceremonia religiosa.

También, como concesión a la Iglesia y a los partidos más conservadores, derogó en 2006 un artículo en el código penal de más de 100 años de antigüedad, que permitía la interrupción del embarazo bajo ciertas circunstancias.

En los últimos días, desde la Iglesia, el más crítico del gobierno ha sido Silvio José Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua.

"No veo condiciones para ningún diálogo con el gobierno de Nicaragua. Hay que detener la represión, liberar a los jóvenes presos, restituir la transmisión del canal 100% Noticias y discutir la democratización del país con todos los sectores del país", dijo en un mensaje en Twitter.

https://twitter.com/silviojbaez/status/988391669291798528

"El diálogo es la única salida"

Desde el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional, Jacinto Suárez, encargado de relaciones internacionales, dice que no hay ruptura entre el gobierno y la iglesia y los empresarios.

Suárez destaca que que "las manifestaciones han ido amainando en los últimos días".

"Las cosas van volviendo a la normalidad, la de los empresarios fue una marcha pacífica", señala en declaraciones a BBC Mundo.

"Este país ya tuvo mucha guerra y la gente ya no quiere más problemas. Se ha dado cuenta que si la revuelta sigue, el pueblo también sufrirá, por ejemplo con la marcha la inversión extranjera", dice.

"El diálogo es la única salida de esta situación para todos los sectores", dice.

Manifestación en contra del gobierno de Daniel Ortega.

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Hay quienes piden la salida de Ortega y no quieren el diálogo.

Sin embargo, en la marcha muchos pidieron la salida de Ortega del Gobierno. "No al diálogo con los asesinos", decían algunas pancartas.

"El nivel de indignación es muy alto, hay muchos, sobre todo los estudiantes, que no van a aceptar una reparación cosmética", asegura el director del IEEPP.

En el medio, hay algunos como el periodista Ismael López, exeditor de política en el diario La Prensa, que dice que "todavía no hay una ruptura como tal con el sector privado".

"Creo que hay fricción, pero todavía se puede arreglar".

La respuesta dependerá en buena medida de cómo se maneje la crisis en los próximos días.


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