Red Bull se encuentra en una encrucijada y lo peor es que la elección de qué camino seguir no está en sus manos.
Por lo menos en principio.
La gigante de bebidas energéticas está en una disyuntiva a raíz que dos de sus equipos lograron la clasificación a la próxima edición de la Champions League, el torneo de clubes más prestigioso del planeta.
Por un lado está el RB Salzburgo, que conquistó su octavo título en la Bundesliga austriaca desde que lo adquirió Red Bull en 2005.
Pero por el otro se encuentra el RB Leipzig, el equipo fundado recién en 2009 y que tras subir desde la quinta división llegó esta temporada a la Bundesliga, donde se convirtió en la gran revelación al alcanzar el subcampeonato por detrás del Bayern Múnich.
El problema es que, según estipula el reglamento de la UEFA, "ningún individuo o entidad puede tener control o influencia en más de un club participante en una competición de clubes", lo que dejaría al organismo en la delicada situación de tener que impedir que uno de los dos juegue el torneo.
El objetivo de la norma es mantener la integridad de la competición y evitar que se altere un resultado deportivo entre dos clubes que estén claramente vinculados a una misma figura jurídica, como sucede en este caso con Red Bull.
¿Rojo o blanco?
El detalle está en que si bien Red Bull adquirió y refundó el Salzburgo, no aparece oficial como su dueño, ya que según las leyes austriacas los clubes deber pertenecer a entidades sin fines de lucro.
De allí es que sólo aparezca como su principal patrocinador, posición que desde el estricto rigor de la palabra no implica que están violando la norma de la UEFA.
Pero el reglamento del organismo rector del fútbol europeo va aún más allá y define su regla en el contexto de "ejercer bajo cualquier circunstancia una influencia en las decisiones de un club".
Lo que queda por determinar es hasta qué punto un club que cambió su identidad para incorporar el nombre, el logo y los colores de una compañía como Red Bull es independiente en la toma de decisiones.
En el caso del Leipzig, que no lleva oficialmente el nombre de Red Bull ya que la liga alemana no permite la inscripción de equipos con nombres comerciales, también aparece una figura legal que lo desliga a la compañía.
Oficialmente el RasenBallsport Leipzig, que en alemán significa decir "deporte de balón sobre hierba", es controlado por una asociación de miembros, aunque no todos cuentan con derecho a voto.
Esta asociación decidió crear en 2014 una organización para que se hiciera cargo del equipo profesional y de las divisiones inferiores hasta mayores de 15 años, asumiendo el 1% de participación y dejando el 99% restante en poder de Red Bull.
Son estas diferencias de propiedad las que refuerzan la confianza de las directivas de ambos clubes de que no hay nada irregular en su situación y que tanto el Salzburgo como el Leipzig se ciñen al reglamento.
¿Lugar para un toro?
La UEFA deberá tomar una decisión una vez que reciba la documentación de inscripción de cada uno de los equipos el junio.
En el que caso de detectar alguna anomalía y tener que decidir por uno de los dos el beneficiado sería el Salzburgo.
La razón es que según el reglamento de la UEFA la ventaja la tienen el club que haya logrado una mejor clasificación en su torneo local, lo que pondría fin al cuenta de hadas que ha escrito el Leipzig hasta ahora.
Ese escenario tampoco sería bien recibido por Red Bull, ya que en caso de elegir a uno de los dos la balanza se decantaría por el equipo alemán, que gracias a provenir de un campeonato de más prestigio accedería directamente a la fase de grupos.
El campeón austriaco, en cambio, deberá lograr su cupo a través de la tercera ronda de clasificación, algo que no ha conseguido en los últimos cinco años.
El precedente que más se recuerda de un caso similar fue el que ocurrió en la extinta Copa UEFA cuando el organismo castigó al AEK Atenas griego y el Slavia de Praga, aunque debido a la apelación interpuesta por ambos clubes pudieron formar parte del torneo en las temporada 1999-2000.
De poco sirvió la decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo que terminó ratificando la decisión de la UEFA ya que los clubes al final fueron eliminados en el campo.