Ratas

La población de ratas en las grandes ciudades sigue aumentando.

Hoy por hoy es más que probable tropezarse con una rata en cualquier gran ciudad del mundo.

Venerados por algunos, denostados por otros, estos roedores constituyen una auténtica representación de la bella y la bestia del mundo animal.

Con sus grandes orejas, ojos oscuros, largos bigotes y pelaje liso, la rata debería ser uno de los animales más adorables y adorados.

Pero para muchos es todo lo opuesto.

El idioma español, así como el inglés, está lleno de asociaciones negativas con el roedor: llamar a alguien rata es decirle que es despreciable o tacaño; un ratero es alguien que hurta cosas de poco valor, por ejemplo.

Y quizás no es sorprendente que tengan tan mala reputación: causaron la peor plaga de la historia -la peste negra en el siglo XIV- y hoy en día son responsables de la propagación de la enfermedad de Weil’s y otras infecciones.

Pero si uno mira más allá de ese lamentable atributo, se encuentra con un animal fascinante.

Además, cualquiera que sea nuestra opinión, se trata de una de las especies invasoras más existosas de la historia.

¿Cuáles son los secretos de su éxito? y ¿cómo hemos contribuido los humanos?

BBC Mundo explora el mundo de estos incomprendidos roedores.

Ratas: realidad y ficción

La sola mención de la palabra "rata" lleva consigo muchas connotaciones negativas, pero, ¿realmente esos animales merecen semejante mala fama?

Lo feo

Se estima que estos roedores son responsables de agotar una quinta parte del suministro mundial de alimentos cada año. Y las ratas se comunican y demarcan su territorio orinando por dondequiera que van. Según cálculos, el costo anual de bienes ensuciados o dañados por las ratas supera los US$19.000 millones.

Lo malo

La gente piensa que las ratas son sucias. La realidad es que dedican largos periodos al aseo y la limpieza diaria.

Sin embargo, estos roedores siguen ayudando a transmitir enfermedades que pueden afectar a los humanos. Las ratas han sido señaladas históricamente como los culpables de la Peste Negra, la plaga que azotó a Europa en el siglo XIV, así como la Gran Plaga de Londres, en el siglo XVII.

En efecto, las pulgas de la ratas negras pueden transmitir bacterias nocivas en caso de que haya mordedura a humanos.

Aún así, estudios recientes indican que las ratas no fueron responsables de la rápida dispersión de la pandemia de la Peste Negra.

Las ratas también impactan en la fauna pues se alimentan de insectos, mamíferos pequeños, anfibios, reptiles y más. Las aves que anidan en el suelo son presas particularmente fáciles.

Lo bueno

Las ratas, sin embargo, también tienen sus beneficios. Proveen una fuente de alimentación a depredadores. Zorros, armiños, búhos suelen cazar y alimentarse de las ratas.

Y debido a sus técnicas de búsqueda de alimento, las ratas actúan como dispersores de semillas. Sus madrigueras también tienden a airear el suelo, mejorando así su condición general.

Estos carroñeros también se las arreglan con las montañas de basura que dejamos a nuestro paso. De este modo cumplen un trabajo vital en la reducción de los desechos y residuos.

El diseño perfecto de las ratas

Como hábiles maquinarias, las ratas están literalmemte tomando el mundo por asalto. Por ello, no es de extrañar que veamos tantas en nuestras ciudades. Haga clic para descubrir detalles de su anatomía.

GUÍA INTERACTIVA

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    El mejor sentido de la rata parda es el del olfato. Lo usa para encontrar comida y distinguir a los individuos en un grupo. Las ratas aprenden qué alimentos les pueden gustar oliendo el aliento de otras ratas y su sentido del olfato también registra la presencia de químicos que indican cambios en los estados emocionales de otras ratas.

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    Las ratas pueden recordar cómo sortear las complejas redes de alcantarillado y las madrigueras. Son animales sociales que aprenden de los otros, capaces de dejar de lado experiencias propias para copiar la conducta de sus pares.

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    Las ratas pueden oír ultrasonidos, detectar ruidos de hasta 90.000Hz, lo que es cuatro veces más alto que un humano y dos veces más que un perro. Además, producen ultrasonidos y se comunican con chirridos, chasquidos y chillidos que no podemos oír.

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    Las ratas son reproductoras prolíficas, y el cortejo y copulación puede ocurrir en cuestión de dos segundos. Una rata hembra puede copular hasta 500 veces con varios machos durante el período de seis horas de receptividad, el cual experimenta unas 15 veces al año. Un par de ratas pardas pueden producir hasta 200 crías y 2.000 descendientes en un año.

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    La cola de las ratas cumple varias funciones. La principal es proveer equilibrio. La cola también ofrece estabilidad cuando las ratas se paran en las patas de atrás para tener acceso a nuevas áreas o a comida. También usan sus colas para regular la temperatura de su cuerpo, pues cuentan con un abundante suministro de sangre cerca de la superficie.

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    Las ratas pardas son grandes excavadoras y potentes nadadoras. Pueden saltar verticalmente más de 77 cms. y horizontalmente, 120 cms. Además pueden nadar por 72 horas sin parar.

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    Se piensa que son tan sensitivos como las yemas de los dedos de los humanos. Las ratas dependen mucho de ellos para andar por el mundo, pues les ayudan a orientarse y equilibrarse. Además, los usan para encontrar y escoger alimentos, cortejar a las parejas y determinar si caben por los huecos.

El rol de los humanos

Los humanos tienen mucho qué responder cuando se trata de la propagación de las ratas. Para comenzar, fuimos nosotros quienes las transportamos de un lugar a otro.

Bienvenidos a sinurbia

Tengamos la seguridad de que, dondequiera vayamos, ellas irán detrás de nosotros.

Esto porque las ratas, al igual que las palomas torcaces, los tejones y los zorros, por nombrar sólo algunos, son sinúrbicos: especies que prosperan en hábitats urbanos de manera que se mudan a vivir en pueblos y ciudades. Y es fácil entender por qué: hemos creado las condiciones perfectas para su bienestar.

Las ciudades están llenas de lugares cómodos y acogedores en los que las ratas pueden criar a sus familias. Casas, alcantarillas o edificios abandonados les brindan calor y protección. Y a medida que nuestra expansión urbana continúa, estamos creando más hábitats para las ratas.

Alcanzar su máximo potencial

Ratas en alcantarilla

El análisis del contenido del estómago de una sola rata tenía más de 4.000 alimentos distintos.

Los humanos botamos un montón de comida -alimentos altamente calóricos- que termina siendo devorada por las ratas omnívoras. Los abonos orgánicos, los alimentos para aves y la intensificación de la agricultura le están proporcionando a cada vez más ratas la energía suficiente para crecer como nunca antes.

En los albores de la "súper rata"

Pero, de lejos, el mayor impacto que hemos tenido se debe al uso general de rodenticidas -pesticidas utilizados para matar o eliminar roedores-, pues impulsó la expansión de poblaciones de ratas resistentes al veneno, conocidas como "súper ratas".

Resistencia a los venenos

Las ratas comen casi cualquier cosa. El análisis del contenido del estómago de una rata reveló más de 4.000 productos alimenticios. Inspirados en la manera en la que hurgan entre la basura por encontrar alimento, hallamos una manera sencilla de controlarlas: mezclar la comida con veneno.

Éxito inicial

Molécula warfarina

La warfarina es una componente que impide la coagulación de la sangre de las ratas.

Los raticidas anticoagulantes funcionan después de ser ingeridos al prevenir la coagulación de la sangre, lo que lleva a la muerte. Quizás el más famoso de la "primera generación" de rodenticidas anticoagulantes es la warfarina.

Lanzado en 1948, este fármaco parecía ideal ya que es inodoro e insípido. Es eficaz cuando se mezcla con alimentos, porque los roedores vuelven una y otra vez a la carnada y se siguen alimentando durante un período de días hasta que una dosis letal se acumula.

Resistencia activada

No obstante, algunas ratas pueden resistir el efecto del veneno. Están sobreviviendo, reproduciéndose y transmitiéndole su resistencia a sus crías.

La próxima generación

Super rata

Las súper ratas no sólo son resistentes al veneno sino que pueden ser enormes.

Para combatir el auge de ratas resistentes al veneno, se lanzó una segunda generación de rodenticida: las súper warfarinas. Tuvieron éxito en un principio, pero ya hay poblaciones de ratas resistentes a esta versión mejorada.

Así como el uso generalizado de antibióticos en los seres humanos está ayudando a crear cepas de "superbacterias" resistentes, el uso de rodenticidas está creando poblaciones de "súper ratas" resistentes al veneno.