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Por ahora, los guerrilleros de las FARC seguirán esperando novedades de La Habana para saber si dejarán –y cuándo– las armas.

Poner fechas concretas para la firma de un acuerdo de paz es algo riesgoso.

Lo reconoció el propio presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en una reciente entrevista al diario El País de España.

Pero es exactamente lo que hizo en septiembre pasado, cuando dijo que quería que el acuerdo de paz que su gobierno negocia con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace más de tres años, se firmara este miércoles 23 de marzo de 2016.

Y no ocurrió.

Hace meses que las FARC vienen advirtiendo que no se llegarían a acordar todos los puntos que faltan resolver en la mesa de negociaciones de La Habana para esta fecha.

Y el propio Santos había dicho recientemente que prefería un buen acuerdo a un acuerdo malo pero en fecha.

"Honestidad"

Así que este miércoles, tras días de especulación sobre qué ocurriría exactamente, el equipo negociador del gobierno colombiano y el de las FARC dieron declaraciones por separado.

Humberto De la Calle, jefe de la comitiva del gobierno, dijo que aún faltan elementos centrales por resolver.

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Gobierno de Colombia

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Humberto De la Calle, rodeado por el equipo de negociadores del gobierno, reconoció que aunque aún persisten diferencias importantes agotarán todos los esfuerzos posibles para alcanzar la paz.

"Con toda honestidad, tenemos que informar a la opinión pública que en este momento subsisten diferencias importantes con las FARC sobre temas de fondo".

El jefe negociador del grupo rebelde, Iván Márquez, también reconoció que no se logró llegar por la complejidad de la historia del conflicto que están tratando de acabar las partes.

Anunció que esperan acordar con el gobierno una hoja de ruta para resolver los puntos restantes en el próximo ciclo de conversaciones que tendrá lugar en la capital cubana el mes entrante.

Y mencionó, entre los asuntos críticos a discutir, el cese el fuego bilateral y la dejación de armas.

Diferencias

Este último es uno de los puntos donde todavía existen diferencias.

El gobierno considera que, una vez firmado el acuerdo definitivo, las FARC deben dejar las armas antes de que se implementen elementos centrales ya acordados, como justicia transicional y participación política. Pero fuentes que están al tanto de la negociación sugieren que el grupo guerrillero no comparte esta postura.

Otro de los elementos que no ha terminado de definirse en la mesa es el relativo a las zonas de concentración, los lugares donde se ubicarán los guerrilleros en una primera instancia, una vez firmados los acuerdos.

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El jefe negociador de las FARC, Iván Márquez dijo que espera que 2016 sea el año de la paz para Colombia (foto de archivo).

El gobierno considera que deben ser pocos, alejados de zonas pobladas y de fronteras.

La guerrilla ha venido insistiendo en un número más grande de ubicaciones y le preocupa que, al estar aislada de las poblaciones civiles, pierda la capacidad de interactuar con las que consideran sus bases sociales de cara a un futuro en la política tradicional.

¿Plebiscito?

Tampoco hay consenso acerca de la forma de refrendar los acuerdos.

El presidente Santos aseguró que convocará un plebiscito para que los colombianos decidan a través del voto si aceptan o no lo firmado en La Habana.

Las FARC, por su parte, prefieren una asamblea constituyente que incorpore los acuerdos en la constitución.

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¿Cuándo se repetirá la imagen de septiembre pasado, cuando Santos (izq.) y el líder de las FARC, alias Timochenko, estrecharon sus manos ante el presidente de Cuba, Raúl Castro?

Pero más allá de las diferencias, tanto De la Calle como Márquez subrayaron la intención de ambas partes es seguir avanzando hacia la paz.

"Vamos a agotar todos los esfuerzos posibles para lograr un acuerdo final", aseguró el jefe negociador del gobierno.

Y, sin dar fechas concretas, Márquez dijo que espera que 2016 sea el año de la paz para Colombia.