Peña Nieto y Xi Jinping se han reunido cuatro veces en dos años, pero su aparente empatía personal no parece haberse traducido en las relaciones bilaterales. Foto Getty Images.

Cuando Enrique Peña Nieto asumió el poder, en diciembre de 2012, los sinólogos mexicanos –quizás sin excepción- esperaban un cambio profundo en las relaciones con China.

En efecto, durante los doce años de gobierno de mandatarios del Partido Acción Nacional (PAN, derecha), en especial con Felipe Calderón, las relaciones entre ambos países habían tenido momentos de alta tensión.

En 2009, durante la crisis de la gripe porcina, China decidió poner en cuarentena a 70 turistas mexicanos, pese a que no representaban síntomas del virus, una decision que la cancillería de la época calificó de "inaceptable".

Dos años después, el encuentro entre Felipe Calderón y el Dalai Lama no mejoró la situación.

De ahí la expectativa de los expertos mexicanos ante la llegada de Peña Nieto. Y en efecto, todo pareció cambiar.

El profesor Enrique Dussell Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México, de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM), habla de un "salto cualitativo en la mejoría de la relación política en 2013 y 2014, con cuatro encuentros de los mandatarios y con una enorme cercanía política y hasta personal".

Sin embargo, todo eso parece haberse ido al traste en los últimos tres meses.

La rápida desaparición de un tren

Paradójicamente, la crisis empezó con una buena noticia para China: la concesión –anunciada el 3 de noviembre pasado- a una de sus empresas de la construcción de un tren rápido entre el Distrito Federal y la ciudad de Querétaro, con un trayecto de 210 kilómetros y un costo de US$3.750 millones de dólares (59.000 millones de pesos mexicanos).

Las críticas empezaron ese mismo día: la empresa China Railway Construction Corporation (CRCC) había sido la única en postular. Muchas otras –más de una decena- argumentaron no tener tiempo suficiente para elaborar sus propuestas.

El secretario de Comunicaciones y Transporte, Gerardo Ruiz Esparza, salió a defender la licitación, asegurando que no había favoritismo y que no se podía esperar dos años a que las otras empresas terminaran sus propuestas.

Sólo tres días después, el propio presidente Enrique Peña Nieto anunció que revocaba el multimillonario contrato y que iniciaba de nuevo la licitación para aclarar cualquier duda sobre su transparencia.

Las dudas habían surgido porque, asociadas al consorcio chino, figuraban empresas mexicanas ligadas al Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder) o al propio mandatario).

Entonces, el secretario Ruiz Esparza salió a defender, con igual denuedo, la cancelación del proyecto, repitiendo la línea presidencial de que era para evitar sospechas.

Pero faltaba más: pese a que el 14 de enero se habían lanzado las "prebases" para la licitación, el 30 de enero, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció la cancelación indefinida del proyecto debido a un recorte a la inversón pública “por la presión de gasto público que implicarían en los años por venir".


La compañía china CRCC, que construye tecnología de trenes rápidos, es una de las mayores contratistas del mundo.

Desencanto

Esto, por supuesto, no ha caído nada bien en China. El proyecto era considerado importante no tanto por su tamaño, como por la posibilidad de exportar todo el "paquete" de alta velocidad: construcción, equipamiento y estándares tecnológicos chinos.

Tras el primer anuncio de la revocatoria de la licitación, CRCC sufrió una caída de 4,94% en la Bolsa de Shanghái y de 5,76% en el mercado de valores de Hong Kong.

Este lunes del anuncio de la suspensión definitiva del proyecto, un vocero del la Comisión para el Desarrollo Nacional y al Reforma de China dijo que lamentaba esa decisión.

"Compañías chinas han puesto mucho esfuerzo en la postulación en términos de recursos humanos y financieros", dijo.

Agregó que su país "esperaba que el gobierno mexicano manejaría de manera adecuada las consecuencias de esta decisión".

Según Yuwen Wu, del servicio chino de a BBC, comentaristas en su país consideran que será muy difícil que la compañía recupere algo de lo invertido.

En diciembre, la secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo que, a pesar de algunas informaciones que indicaban lo contrario, el país no ha pagado ninguna compensación por este caso.

"Sorprendente"

Para el experto Dussel Peters, resulta "sorprendente lo mal que se ha implementado la cercanía entre los mandatarios. Me parece que los funcionarios que se encuentran debajo de los mandatarios y responsables de la relación no han sabido priorizarla y realizar una estrategia en el corto y mediano plazo" según dijo a BBC Mundo.

Recuerda que el año pasado, cuando invitaron al embajador de China en México a dar una conferencia en la UNAM, dijo que su función era una “inversión, inversión e inversión".

"Y el resultado hoy en día de los esfuerzos de México y China en el ámbito de la inversión es de cero. Según la Secretaría de Economía. La inversión del 2012 al 2013 cayó de 80 a 20 millones de dólares. En marzo saldrá la información definitiva de 2014. Pero no ha habido una inversión importante estratégica" explica a BBC Mundo.


El cancelado proyecto de Dragon Mart en Cancún era similar a uno que ya existe en Dubai. Foto AFP-Getty Images.

Según el académico, en la actualidad, China tiene más inversiones en Panamá –país con el que no tiene relaciones diplomáticas- que en México.

"La pregunta desde la academia y diría que desde la sociedad civi,l es ¿quiénes son los responsables de estos pésimos resultados? Y ¿cómo le hacemos para mejorarla ante un creciente desencuentro con la contraparte China?".

La respuesta de cómo mejorar la situación la da él mismo: "Lo que se requiere es un grupo de especialistas sobre China en general y concretamente sobre experiencias chinas en México", pues cree que el sector publico mexicano no ha logrado prepararse y comprender las características de la inversión china. "Que no es lo mismo que la alemana o la japonesa".

Cómo sea, el gigante asiático es, desde 2003, el segundo socio comercial de México –después de Estados Unidos-. Y México es el segundo socio de China en América Latina, detrás Brasil.

Y como lo recuerda Yuwen Wu, del servicio chino de la BBC, desde que Xi Jinping asumió el poder en ese país, la relación bilateral ha sido elevada a una de "asociación estratégica".

Sin embargo, también advierte que las compañías y gobierno chinos necesitan "repensar muy bien su estrategia en México antes de hacer más compromisos".