Por primera vez en 20 años fue rebajada la calificación crediticia de Perú.
Ni siquiera en los peores momentos de inestabilidad política, como cuando el país llegó a tener tres presidentes en una semana, las calificadoras internacionales castigaron al país con una evaluación menos favorable.
Esta semana, sin embargo, Moody’s Investors Service rebajó la calificación del país desde A3 a Baa1, enviándole una señal de alerta a los inversionistas sobre la situación del país gobernado por el presidente Pedro Castillo.
"En un entorno político continuamente polarizado y fracturado ha aumentado el riesgo político y se ha debilitado considerablemente la capacidad de formulación de políticas", argumentó Moody’s.
"Estas condiciones han afectado negativamente la confianza de los inversionistas y han socavado la resiliencia económica de Perú, lo que ha afectado negativamente las perspectivas crediticias de Perú a mediano plazo", escribió Jaime Reusche, analista senior de la entidad.
El recorte se produce semanas después de que el nuevo presidente asumiera el cargo, convirtiéndose en el quinto mandatario del país en solo tres años.
La conducción de Castillo, quien se presentó a los comicios respaldado por el partido marxista Perú Libre, ha generado preocupación en la élite empresarial sobre la ruta económica que seguirá un país considerado por décadas como uno de los refugios de inversión de América Latina.
"La falta de claridad percibida sobre las políticas de la nueva Administración, los controvertidos nombramientos del gabinete, las tensiones entre los poderes ejecutivo y legislativo, y las crecientes tensiones dentro del partido gobernante han dejado de manifiesto varios riesgos para la gobernabilidad general, la efectividad de las políticas y la credibilidad", explicó el asesor crediticio.
Los bonos locales de Perú han generado una pérdida de más del 24% a los inversionistas en lo que va del año, la mayor en los mercados emergentes, según datos compilados por Bloomberg.
Y el sol se ha debilitado un 11% en el mismo período, el peor desempeño en los mercados emergentes después del peso argentino.
Los efectos de la rebaja
Pese a que el recorte deja a Perú a la par con México en la escala crediticia, el hecho de que cambie la percepción internacional por primera vez en dos décadas no es algo menor.
"A los países les toma tiempo avanzar, pero es muy fácil retroceder", le dice a BBC Mundo Oswaldo Molina, director ejecutivo del centro de análisis Red de Estudios para el Desarrollo (Redes) y profesor de la Universidad del Pacífico.
La consecuencia más directa del recorte de Moody’s es el encarecimiento del crédito para el país.
Es decir, Perú tendrá que pagar mayores tasas de interés cuando pida dinero prestado porque es considerado más riesgoso.
También afecta las condiciones de crédito que pueden conseguir los empresarios cuando requieren financiamiento externo para sacar adelante un proyecto.
Por otro lado, como es una mala señal para los inversionistas nacionales y extranjeros, "puede reducir el flujo de capitales hacia el país", señala Molina, y afectar el empleo.
Según Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), "la rebaja es una fuente adicional de desincentivo para las inversiones, es algo que abona a la sensación de incertidumbre que existe en algunos sectores".
Una sensación que de una u otra manera se venía reflejando en los bonos soberanos y en el tipo de cambio.
"El riesgo es que entremos en un círculo vicioso en el que las malas expectativas generan contracciones en la inversión, afectan la calificación crediticia y eso genera un efecto de bola de nieve", dice Macera en diálogo con BBC Mundo.
El recorte de calificación, agrega el economista, afecta a las personas de dos maneras.
Por uno, al encarecerse el crédito, el sector público tiene menos disponibilidad de recursos para hacer inversiones en carreteras o provisión de agua o pagar los salarios de los maestros o los policías, por ejemplo.
Y en segundo lugar, se genera una reducción en el dinamismo empresarial, que desemboca en menos empleo, menos ingresos, menos capacidad de consumo.
Ahora bien, "esto no sucede con una sola rebaja de la calificación crediticia", explica, "pero sí vemos esto como el inicio de un proceso, se prenden las alarmas".
Especialmente en un momento en el que el país requiere apuntalar la recuperación económica tras el histórico crecimiento negativo de Perú en 2020 de 11,1% en medio de la pandemia de covid-19 que causó una recesión global.
Pese al viento en contra, Moody’s destacó que la actividad económica de Perú se ha recuperado "a buen ritmo" en la primera mitad del año, razón por la cual subió su pronóstico de crecimiento del PIB a 12%.
¿Qué dice el gobierno?
Después de conocerse la rebaja crediticia, el ministro de Economía de Perú, Pedro Francke, dijo que "a diferencia de otros países que han registrado una rebaja en su calificación crediticia, principalmente, por el debilitamiento de sus finanzas públicas por los efectos de la pandemia, el Perú continúa manteniendo finanzas públicas sólidas y sostenibles".
La cartera que dirige Francke, considerado como un economista de izquierda moderada, señaló en un informe que el ajuste realizado por Moody’s "se alinea con la actual calificación que tiene el Perú con Standard & Poor’s y Fitch Ratings (BBB+)", otras dos reconocidas calificadoras de riesgo.
Otro argumento del gobierno es que el recorte se da en un contexto en el que 49 países emergentes y en desarrollo y 16 países de América Latina y el Caribe tuvieron rebajas en su calificación crediticia entre enero de 2020 y agosto de 2021.
El Ministerio recordó que el país prevé una trayectoria progresiva de consolidación del déficit fiscal del país.
"Con ello, la deuda pública llegaría a un punto máximo de 37,4% del PIB en el año 2023, para luego iniciar una trayectoria decreciente, con lo que se mantendrá en niveles sostenibles".
El otro dato alentador destacado por el gobierno es que en el primer semestre del año la economía creció 20,4%, una de las tasas más altas a nivel mundial.
La incertidumbre que existe en Perú ronda temas como qué va a pasar ahora que el gobierno lleva las riendas del país con un gabinete que ha sido duramente criticado y sin la certeza de que el histórico presidente del Banco Central, Julio Velarde, vaya a continuar en el cargo.
A eso se suma la nebulosa en torno a qué pasará con la propuesta de convocar una Asamblea Constituyente para modificar la Constitución y cómo serán las nuevas regulaciones que afectarán a las compañías mineras que operan en el país.
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