Hace unos 4.000 millones de años, Marte era otro planeta: húmedo, cálido y, muy posiblemente, estaba dotado de las condiciones adecuadas para la existencia de vida.
Hoy está irreconocible: es un mundo desierto, inhóspito, y con una atmósfera de una densidad de apenas el 1% respecto a la de la Tierra.
Esta atmósfera extremadamente delgada deja al planeta rojo expuesto a la intensa radiación del Sol y hace que las temperaturas varíen drásticamente entre el día y la noche.
¿Pero cómo es posible que un planeta que inició su vida con condiciones tan similares a las de la Tierra haya tenido un destino tan distinto?
Según nuevos datos recogidos por la sonda MAVEN de la NASA que desde 2014 orbita alrededor de Marte tomando muestras de su atmósfera superior, gran parte -sino toda- la atmósfera marciana fue arrancada del planeta por la acción violenta de los vientos solares.
"La evidencia apunta a que Marte cambió para mal hace entre 3.700 y 4.000 millones de años", explicó Bruce Jakosky, autor principal del estudio.
"Pasó de ser un planeta húmedo que podría albergar vida en su superficie a ser el planeta seco y frío que vemos hoy día", añadió.
Núcleo congelado
El viento solar es una corriente constante de partículas cargadas que irradia el Sol.
Aunque la Tierra está expuesta a estos mismos vientos, cuenta con un campo magnético que actúa a modo de escudo repeliendo estas partículas.
Marte lo tenía pero ya no lo tiene. La clave está en el núcleo del planeta.
En sus primeros millones de años, el planeta rojo tenía, al igual que tiene hoy el nuestro, un núcleo de hierro fundido encargado de generar la magnetósfera, el escudo magnético que repele las partículas solares.
Este escudo que evita que el viento solar impacte en nuestra atmósfera cumplió la misma función en Marte durante sus primeros 500 millones de años.
Pero Marte es más pequeño que la Tierra y, hace cerca de 4.200 millones de años, este núcleo fundido se congeló, señaló Jakosky.
Al congelarse, se perdió el campo magnético y el viento solar arrasó con la atmósfera del planeta.
El gas noble que propició el descubrimiento
Los investigadores de la NASA llegaron a esta conclusión midiendo con un dispositivo llamado espectrómetro de masas la cantidad de dos isotopos del elemento argón presentes en la atmósfera.
Al calcular la cantidad de estos dos isotopos a distintas altitudes y evaluar el ritmo de desaparición de cada uno, lograron establecer que el 66% del argón había desaparecido.
Al argón se lo conoce como un "gas noble" porque, a diferencia de otros gases, no reacciona químicamente con otros elementos y por tanto no podría haber desaparecido de la atmósfera de Marte por reaccionar con su superficie.
Es decir, si está en la atmósfera debería seguir allí, a menos de haya sido expulsado hacia el espacio por un fuerza potente, como lo es el viento solar.