Hubo un tiempo en el que las elecciones en Italia eran frecuentes y poco relevantes. Los primeros ministros eran descartados como ropa de la temporada pasada.
Pero todo eso ha cambiado. Ahora lo que sucede en Italia afecta al resto de Europa y los resultados de los comicios de este domingo y lunes pueden sacudir la eurozona y recordar a los mercados lo poco que ha sido solucionado en las economías del Viejo Continente.
El favorito para hacerse con la victoria es un excomunista de centro-izquierda, Pier Luigi Bersani. Sin duda se lo puede considerar un candidato normal.
No hay nada extravagante en su figura, pero es casi un anticandidato que ha llevado a cabo una campaña de perfil bajo.
Cuando hablé con él en Nápoles sonaba un poco como el presidente francés, Francois Hollande. "Quiero convencer a Europa de que la austeridad por sí sola no es suficiente", me dijo.
No cree que la actual política impulsada por Europa -la estrategia de austeridad de Berlín y Bruselas- sea la correcta. Cree que debe ser reformada para impulsar la inversión y el empleo.
Se ha comprometido a reducir el déficit y a continuar con las reformas iniciadas bajo el mandato del actual primer ministro Mario Monti. También dijo que quiere que la relación entre empleados y empleadores sea más eficiente, lo que pude ser sinónimo de una mayor libertad en el mercado laboral.
Pero no tiene un plan concreto para solucionar el principal problema de Italia en la última década: la práctica ausencia de crecimiento económico.
Como otros políticos, mira a Europa para buscar el crecimiento. Con un ligero parpadeo me dice que cree en los Estados Unidos de Europa.
El candidato sorpresa
La cuestión es si será capaz de conformar una coalición que sea creíble y perdurable en el tiempo.
La sorpresa en esta campaña es Beppe Grillo, un cómico que ruge contra los políticos de su país. Ha conectado con los votantes con sus diatribas contra los corruptos.
Sus mítines han sido tan concurridos que ha sido blanco de los ataques de sus rivales. Berlusconi lo ve como una amenaza para la democracia. Bersani advierte de que puede crear en Italia la misma situación que Grecia.
Puede que Grillo logre más del 20% de los sufragios. Si ello sucede tendrá en sus manos la llave de la gobernabilidad. Promete un referendo sobre el euro y cree que las políticas de austeridad están arruinando a Italia. Por el momento no ha dicho si estaría dispuesto a entrar en una coalición y bajo qué condiciones.
Un éxito de Grillo en las urnas enviará el mensaje a Europa de que los políticos tradicionales están en riesgo en tiempos de recesión y alto desempleo.
Bruselas y Berlín querrían que Bersani forme una coalición con Mario Monti.
El actual primer ministro italiano, quien tomó el poder de manos de Berlusconi en 2011, ha sido un candidato un tanto extraño.
Bersani lo criticó asegurando que nunca sale a la calle para encontrarse con los votantes, aunque no descartó incluirlo en una coalición.
El problema de Monti es que le cuesta convencer a los votantes de que está al lado de la gente corriente.
Alemania en la campaña
Un acuerdo con Bersani puede resultar difícil, pero los mercados lo preferirían a las otras alternativas.
Uno de los temas de la campaña electoral ha sido Alemania. Mitin tras mitin los alemanes aparecen mencionados. Berlusconi advierte contra la Europa de Alemania, igual que los socialistas.
Monti aseguró que Angela Merkel no quiere una victoria del centro izquierda, aunque Berlín respondió que no tiene ninguna preferencia. Algunos políticos alemanes han advertido sobre una posible victoria de Berlusconi, una interferencia no bien recibida en Italia.
Hay en la nación europea un estado de ánimo impredecible y hasta cierto punto peligroso que hace que el resultado de los comicios sea una incógnita.
El miedo es que se produzca una parálisis política al estilo griego en la tercer economía de la eurozona.