El chileno Manuel Pellegrini es el elegido. Manchester City, el club que más ha invertido en el fútbol en el mundo en los últimos cinco años, entrega la batuta al técnico sudamericano para dirigir una orquesta de futbolistas que ha costado más de US$1.000 millones en ser confeccionada.
La expectativa para Pellegrini será ganar, ganar y conquistar títulos, tanto la Premier League inglesa como el Santo Grial del futbol europeo, la Liga de Campeones.
No habrá términos medios para quien llega como sustituto del destituido técnico italiano Roberto Mancini, quien brindó los dos primeros títulos a los aficionados del City en más de trés décadas.
En Inglaterra dudan de la capacidad de Pellegrini, quien firmó por tres temporadas con los "ciudadanos" de Manchester. No conocen su pasado y los éxitos logrados fuera de los terrenos británicos suelen ser infravalorados.
Incluso el argentino Lionel Messi, elegido cuatro veces mejor jugador del mundo, ha sido cuestionado por muchos aficionados, quienes dudan de que sea capaz de hacer lo que hace "cada fin de semana en un fútbol como el inglés".
Claro está que la memoria selectiva del hincha suele obviar el hecho de que Messi ha sido prolífico contra los clubes ingleses en su carrera, como los cuatro goles que marcó contra el Arsenal o sus decisivos tantos en las dos finales de Liga de Campeones contra Manchester United.
Pero Pellegrini no cuenta con un palmarés como el de Messi y la referencia más cercana que se tiene de él fue su aventura europea con el modesto club español Málaga.
Ingeniero del fútbol
Una leyenda del fútbol inglés, como lo es Gary Lineker comparó de forma irónica en Twitter la carrera "europea" de Pellegrini con la de su predecesor, capaz de terminar una sequía de títulos de 35 años del Manchester City.
"Los honores europeos entrenando. Mancini: 3 Serie A (Italia), 4 Copa Italia, 1 Liga Premier, 1 Copa FA. Pellegrini: 1 Copa Intertoto. Sólo digo", publicó Lineker.
Pellegrini, al igual que su antecesor, lleva una vida ligada al fútbol, primero como jugador y luego en los banquillos. Pero hasta aquí llegan las comparaciones.
Si el italiano fue delantero, el chileno se destacó en defensa. Si uno prefiere el juego conservador como técnico, el otro arriesga. Si uno es explosivo, el otro es de hablar pausado.
Graduado en la universidad de ingeniero civil -de allí su apodo- Pellegrini construye su fútbol a partir del equilibrio, pero con una clara vocación ofensiva.
Es esa debilidad por el ataque lo que refleja su conexión con Inglaterra y su fútbol, un sentimiento que ha ido creciendo a lo largo de su carrera.
Club modesto
Sus palabras
"Estoy orgulloso de ser el hombre que eligió Manchester City para trabajar con el club en los próximos años.
"Roberto (Mancini) lo hizo muy bien en Manchester, no es fácil ganar títulos tras tantos años, pero ahora comenzamos un nuevo ciclo, un nuevo estilo de club.
"Tuve importantes ofertas de otros importantes equipos, pero tras reunirme con Khaldoon, Txiqui y Ferrán estoy seguro que podemos crear una equipo para alcanzar los objetivo de Manchester City el próximo año. Estoy seguro que tenemos la mejor plantilla de la Liga Premier, fantásticos jugadores y la mejor afición. Tenemos todo en el club para ser exitosos".
Pellegrini se presentó en Europa de la mano del Villarreal, un modesto club al que llevó a límites jamás pensados ni por el más ferviente de sus aficionados.
Fue con el bautizado "Submarino Amarillo" que Pellegrini se reencontró con un viejo amor tras lograr la clasificación a la fase preliminar de la Liga de Campeones en 2005.
Ocurrió en Goodison Park, el estadio del Everton, el gran rival de Liverpool en el derbi del Merseyside. En esa eliminatoria Pellegrini volvió a sentir la pasión con la que los aficionados ingleses viven el fútbol, ese especial romanticismo con el que las gradas se entregan a sus equipos.
El periodista chileno Cristian Caamaño, del diario La Tercera, recordó a BBC Mundo que tras ese partido Pellegrini le comentó que uno de sus grandes deseos era dirigir en Inglaterra por "el respeto, el ambiente, esta escenografía".
Años antes ya había podido experimentar esas sensaciones, a finales de los años 80.
Tras colgar las botas como futbolista, luego de una extensa carrera con Universidad de Chile -uno de los equipos más populares de su país- y con la selección nacional, Pellegrini viajó a Europa para continuar con su formación como técnico, carrera que recién había comenzado en el banquillo de la "U".
Fue una experiencia de contrastes. Durante su ausencia la "U" perdió todos sus partidos y encarriló lo que significó el único descenso de toda su historia. Hubo arrepentimiento público, pero la espina por Inglaterra y su fútbol ya había quedado clavada.
Exilio futbolístico
Desterrado de la "U", Pellegrini consiguió consuelo en la vereda de enfrente: Universidad Católica. La Católica desplegó un fútbol vistoso y atractivo, pero no hubo títulos en el torneo local.
Dos años lo intentó, dos años tropezó, precisamente ante el equipo de sus amores.
El exilio tras el fracaso lo llevó a Ecuador, donde su carrera tomó un nuevo impulso vertiginoso. Ganó el título con la Liga Deportiva Universitaria de Quito y se abrieron las puertas del fútbol argentino, donde se convirtió en ídolo de San Lorenzo.
Con el equipo de Boedo ganó el torneo local y la Copa Mercosur a nivel sudamericano antes de pasar a River Plate, donde sumó otro título.
Desde el conjunto millonario dio su salto a España, con destino a un pequeño pueblo de la Comunitat Valenciana.
Vitrina y crítica
Pellegrini asumió el cambio. Dejó atrás a uno de los grandes clubes de Sudamérica para construir su propia historia.
El Villarreal superó al Everton y clasificó a la Liga de Campeones, una aventura que culminó en las manos de otro club inglés, ocho meses después, en semifinales.
El penal fallado por el argentino Juan Román Riquelme en el último minuto sentenció al club español y le entregó al Arsenal el pase a la final de París.
El mundo del fútbol reconoció la labor del técnico chileno, al quedarse a once pasos de una final con un equipo debutante en la máxima competición continental, pero no hubo ningún trofeo para festejar.
La falta de títulos es la gran losa que pesa sobre la carrera de Pellegrini en Europa y el gran signo de interrogación que genera su nombramiento en sustitución de Mancini.
Ni el gran año que vivió con el Real Madrid, con el cual logró un récord de puntos, fue suficiente para batir al Barcelona de Pep Guardiola.
El equipo de Pellegrini
Tampoco tuvo tiempo en la casa blanca de la capital española. Fue despedido al año, víctima del desequilibrio de su equipo.
"No había un plantel estructurado para ganarla, y ahí estuvo mi principal discrepancia", justificó en su momento al periódico chileno El Mercurio. "No saco nada con tener una orquesta con los 10 mejores guitarristas. Si les digo que toquen el piano no lo van a hacer tan bien", dijo en referencia a la política del Real Madrid de contratar figuras internacionales como Cristiano Ronaldo, Kaká y Benzemá.
En Malagá tuvo que empezar de cero, pero si bien no contó con los mejores interpretes pudo delinear un proyecto que se tradujo en los mejores años del equipo andaluz… hasta que se acabaron los fondos y tuvo que vender a sus mejores solistas.
En Manchester el reto será diferente. El dueño del City, el jeque Mansour, ha inyectado más de US$1.500 millones a través de su empresa de inversiones, Abu Dhabi United Group, desde que asumió las riendas del equipo en 2008.
La plantilla cuenta con una larga lista de figuras como los argentinos Carlos Tévez y Sergo Agüero, el belga Vicent Kompany, el marfileño Yaya Touré, el español David Silva y el internacional inglés Joe Hart.
Y por primera vez Pellegrini tendrá a sus disposición los recursos para buscar los músicos que necesita para terminar de armar la orquesta musical que en su día le negaron en Madrid.
Lo que queda por ver es si en Manchester el técnico chileno consigue que su equipo suene bien, que toque los acordes necesarios para interpretar como ningún otro la melodía de los campeones: "The Champioooonnnssss".