No son estos buenos días para Juan Manuel Santos, pues la popularidad del presidente colombiano está en su nivel más bajo desde el inicio de su mandato.

Y, con una imagen desfavorable del 72%, también hay que remontarse hasta 2001 para encontrar un inquilino de la Casa de Nariño con peores índices de popularidad.

Es además este Santos debilitado –quien desde el lunes tiene en sus manos la renuncia "protocolaria" de todo su gabinete– el que tiene que encontrarle una salida al paro agrario que sacude al país desde el pasado 19 de agosto.

Un paro que, según algunos de los líderes de la protesta, podría volver a encenderse esté fin de semana, si no se avanza más rápidamente en las negociaciones y se empiezan a cumplir los acuerdos que en su momento permitieron el desbloqueo de las vías en varias zonas del país.

"Los problemas sectoriales de los paperos, lecheros, transportadores –entre otros gremio – comenzaron a afectar la cotidianeidad de los colombianos (…). La gente sintió que le afectó el bolsillo, más que la sensación de inseguridad"

Jorge Londoño, Invamer Gallup

La situación es particularmente delicada para Santos porque la protesta de los agricultores parece ser el mayor responsable del derrumbe de su popularidad.

Y es que si bien problemas como la desaceleración de la economía, la incertidumbre que todavía rodea el proceso de paz con las FARC, y el criticado manejo del fallo de la Corte Internacional de La Haya que le dio a Nicaragua cerca de 75.000 kilómetros cuadrados de mar que Colombia consideraba suyo también deben ser factorizados, el principal nuevo elemento a la hora de comparar la situación actual con mediciones anteriores es la protesta campesina que la semana pasada también se hizo sentir fuertemente en la capital.

De hecho, según Jorge Londoño –el gerente de la firma encuestadora Invamer Gallup, que estuvo a cargo del sondeo– el desplome de 27 puntos en la popularidad de Santos de junio a la fecha, "es la caída más brava" registrada en casi 20 años de medición continua de índices de popularidad por parte de su empresa.

"Los problemas sectoriales de los paperos, lecheros, transportadores –entre otros gremio – comenzaron a afectar la cotidianeidad de los colombianos", explicó Londoño durante una entrevista ofrecida a Caracol Radio.

"(Pero) la gente sintió que le afectó el bolsillo, más que la sensación de inseguridad", aclaró.

Acuerdos y violencia

Campesinos colombianos durante el paro agarrio de 2013

Los campesinos han recurrido al bloqueo de vías para presionar a las autoridades.

Efectivamente, el bloqueo de vías ha sido una constante de la protesta y eso ha dificultado la llegada de víveres a algunos centros urbanos, con el consiguiente aumento de precios.

Y aunque los agricultores de Boyacá y Cundinamarca, que lideran las negociaciones con el gobierno, aceptaron retirar los bloqueos el viernes de la semana pasada, la situación sigue siendo crítica en otras zonas del país.

Este jueves por la mañana, por ejemplo, las autoridades tuvieron que recurrir a la fuerza para garantizar el paso entre los departamentos de Cauca y Nariño, en el suroccidente del país.

Y lo mismo ocurrió el miércoles cerca de Florencia, capital del vecino departamento de Caquetá.

En contraste, el gobierno –que a inicios de la semana logró desmontar el paro de los pequeños mineros– también pudo llegar a un acuerdo por la vía del diálogo con los campesinos que protestaban en el departamento de Arauca, cerca de la frontera con Venezuela.

Y el miércoles por la noche las autoridades también anunciaron que habían llegado a un acuerdo con los transportistas de carga, a los que les prometieron congelar el precio del combustible para el transporte pesado por los próximos tres meses.

Fin de semana clave

La mayor parte de los ojos, sin embargo, están sobre la ciudad de Tunja, Boyacá, donde el gobierno sigue en negociaciones con los productores de tierra fría que, por su proximidad a la capital, se han convertido en la cara más visible de la protesta.

"Dicen que hoy y mañana viene su equipo magnífico de gobierno que va dar solución a esto, esperemos que así sea"

César Pachón, Dignidad Papera

Ahí, uno de los voceros de la protesta, César Pachón, advirtió ayer miércoles que las autoridades tenían que empezar a hacer efectivo el cumplimiento de los acuerdos antes del fin de semana o, de lo contrario, los productores tendrían que "tomar decisiones".

Y en estos momentos campesinos y autoridades negocian frenéticamente para intentar conjurar esa amenaza.

"Esperamos que entre hoy y mañana se puedan llegar a acuerdos en insumos, créditos, financiamiento y presupuesto", le dijo Pachón este jueves a la emisora local Caracol Radio.

"Dicen que hoy y mañana viene su equipo magnífico de gobierno que va dar solución a esto, esperemos que así sea", agregó.

Mientras que el viernes se discutirá la posible instalación de una mesa de negociación con la denominada Mesa de Intermediación Agropecuaria (MIA), que reclama la representación de los campesinos de cerca de una docena de departamentos del país, al tiempo que en el congreso se discuten mecanismos para garantizar más recursos para el agro.

¿Y la reelección?

Paralelamente, la caída en la popularidad de Juan Manuel Santos también tiene a los colombianos debatiendo sobre sus posibilidades de reelección.

Un soldado patrulla Bogotá luego de la violencia vinculada al paro agrario

La caída en popularidad ha puesto en duda las posibilidades de reelección de Santos.

El mandatario aún no ha confirmado su intención de presentarse en las elecciones presidenciales de mayo próximo, pero hasta ayer esto se daba básicamente por descontado.

Y lo que en algún momento llegó a parecer una reelección segura ahora es objeto de una encendida especulación, especialmente por lo que esto podría llegar a significar para el proceso de paz.

La volubilidad de la opinión pública colombiana, sin embargo, obliga a la cautela.

Y más cuando las últimas encuestas de popularidad tampoco han arrojado un claro contendor para Juan Manuel Santos.

Efectivamente, en la encuesta que tan malas noticias le trajo al mandatario colombiano, también perdieron en popularidad casi todas las otras figuras políticas colombianas, aunque con dos notables excepciones.

La primera refiere al exguerrillero del M-19, y exgobernador de Nariño, Antonio Navarro Wolf, quien aspira a liderar una alianza de centro-izquierda de cara a las próximas elecciones.

Y la segunda tiene que ver con el expresidente Álvaro Uribe, quien, según la encuesta de Gallup, sigue siendo el político más popular de Colombia.

El leve aumento de popularidad de Uribe, que registró un 62% de opinión favorable, no evitó sin embargo la caída de los posibles candidatos presidenciales de su movimiento político "Puro Centro Democrático".

Pero el exmandatario, a quien la constitución le prohíbe llegar nuevamente a la presidencia, todavía aspira a ser el gran elector de los comicios electorales de mayo de 2014 y, paradójicamente, tal vez termine viéndose beneficiado por una protesta mucho más identificada con reivindicaciones históricas de la izquierda colombiana.