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Los habitantes de Ghouta oriental viven bajo constantes bombardeos.

Los niños se están muriendo de hambre y los adultos se preguntan cuándo les llegará su turno de morir.

Las madres se ven forzadas a alimentar a sus hijos con pasto y alimento para animales, a quemar colchones para mantenerse calientes.

Los heridos se están muriendo porque no hay abastecimientos médicos tan básicos como vendajes y analgésicos.

Estas son las escenas de la vida diaria de las 400.000 personas que se calcula viven en las áreas bajo asedio en Siria.

Después de cinco años de guerra civil estas zonas se han convertido en lo que algunos describen como "campamentos de la muerte".

"Cuando no encontrábamos comida, teníamos que comer pasto. Solía mentirle a mis hijos y decirles que el pasto es comestible", relata Hassan, padre de dos hijos que logró escapar de una de las áreas asediadas en Siria, Deir Ezzor.

"Pero ¿a quién engañaba? El pasto no es comestible… Ví cómo mis hijos perdían peso día tras día y yo no podía hacer nada", recuerda.

"Los bombardeos eran aterradores. Vi a cuatro niños alcanzados por las bombas. Fue tan trágico… algunos niños perdieron extremidades", dice su testimonio, recogido por la organización humanitaria Save the Children.

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Los colegios en Ghouta oriental han quedado destruidos por los bombardeos.

El grupo condujo entrevistas con 126 madres, padres y niños reunidos en 22 grupos focales para conocer cómo es la vida diaria bajo el asedio en Siria.

También llevaron a cabo entrevistas con grupos de ayuda locales, médicos y maestros.

(Algunos de los nombres mencionados en el reporte, como el de Hassan, fueron cambiados para protegerlos).

"Situación desesperada"

"Hay francotiradores que disparan a cualquiera en la calle y minas terrestres en los campos. Los puntos de control no permiten que entre nada: alimentos, medicinas, combustible; todas las cosas que se necesitan para vivir", dice un trabajador de ayuda sirio.

La Organización de Naciones Unidas calcula que hay 4,5 millones de personas viviendo en lo que llama "áreas de difícil acceso".

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Muchos han tenido miembros amputados debido a la falta de material médico para tratar las heridas.

Entre éstas, 400.000 personas viven en 15 zonas bajo asedio –incluidas Deir Ezzor, Daraya, Foah, Kafraya y Ghouta oriental– que no tienen acceso a la ayuda alimentaria y médica que necesitan con urgencia.

En estas zonas hay 250.000 niños viviendo en "situación desesperada", dice Save The Children.

"El asedio de zonas civiles ha sido utilizado desde comienzos de la guerra como una táctica", le dice a BBC Mundo Alun McDonald, encargado de comunicaciones para Medio Oriente de Save the Children.

A principios de 2011 comenzaron protestas en Dara’a y el gobierno clausuró la ciudad, suspendió la electricidad y el abastecimiento de agua y alimentos durante 11 días.

Desde entonces, afirma el funcionario, los asedios son cada vez más comunes y sistemáticos. Algunas zonas como Darayya y Ghouta oriental han estado bajo asedio constante desde 2012.

Y todas las partes en conflicto, no sólo las fuerzas del gobierno, están utilizando la táctica que se considera ilegal.

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Muchas zonas, como Ghouta, han estado bajo asedio constante desde 2012.

En enero de este año comenzaron a circular imágenes estremecedoras de niños muriendo de hambre en la ciudad de Madaya.

Pero tal como explica Alun McDonald hay muchas otras comunidades, además de Madaya, sumidas en situaciones igualmente desesperadas.

La vida bajo asedio

"(Los puntos de control) evitan que la gente salga, incluso los niños enfermos que necesitan ayuda médica. Las casas y colegios están en ruinas por los bombardeos. Los niños se están muriendo de hambre y los mercados están vacíos", dice uno de los trabajadores de la organización.

"Este es el siglo 21 pero aquí (la vida) es como hace cientos de años. Esto es vivir bajo asedio", agrega.

Estos "horrores y violencia de la vida diaria" han conducido a que muchos niños y jóvenes vivan en constante miedo de un ataque, lo cual les está causando considerables problemas psicológicos.

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Las clases se llevan a cabo en los sótanos para proteger a los niños de las explosiones.

"Los médicos no pueden realizar transfusiones de sangre porque no tienen bolsas. Tuvieron que amputar la pierna de un amigo porque no tenían material para tratarlo. Un niño pequeño perdió ambos ojos después de un bombardeo porque no pudieron extraerle los fragmentos. Todo esto hubiera podido evitarse si nos hubieran permitido tener equipo y recursos básicos", asegura un trabajador de ayuda.

En febrero las principales potencias lograron una tregua para poder llevar ayuda a las áreas sitiadas.

Pero tal como afirma Alun McDonald de Save the Children, lo que se ha logrado distribuir en los últimos días es una fracción muy pequeña de lo que se necesita.

"Todavía no se permite llevar a esas zonas medicamentos que son vitales, combustible y alimentos de alta nutrición" dice el funcionario.

"Tampoco se permiten las evacuaciones médicas y mucha gente muy enferma no tiene acceso a tratamientos que les pueden salvar la vida".

Muertes prevenibles

El doctor Nizar, que trabaja en Ghouta oriental, asegura que ha visto morir a muchos niños debido a enfermedades que son prevenibles.

"Algunas muertes son resultado de la malnutrición y otros por la falta de medicinas y vacunas. Hay niños que se han muerto de rabia porque la vacuna no está disponible. Las enfermedades de la piel y estomacales se han propagado porque el régimen ha suspendido el abastecimiento de agua", dice.

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Los padres se han visto forzados a quemar colchones para mantenerse calientes.

Según Save the Children, el número de personas que viven bajo asedio se ha duplicado desde el año pasado. Y hay evidencia de que estas zonas son atacadas con bombas de barril con más frecuencia que otras partes de Siria.

"Los niños se han visto particularmente afectados por inflamaciones e infecciones pulmonares debido a la enorme cantidad de humo que emiten las explosiones", expresa el doctor Nizar.

También se habla de veterinarios que se ven forzados a ofrecer tratamiento a los humanos y los niños tienen que permanecer en sótanos durante días debido al temor de los bombardeos.

"Todos los días son iguales; lo único que cambia es la hora en que ocurren los bombardeos. Paso mi tiempo escondido en la casa, tengo miedo de quedar atrapado. Nos hemos acostumbrado a vivir bajo asedio pero lo que más nos asusta son los bombardeos y a ellos no podemos acostumbrarnos", cuenta Anas, un niño de Ghouta oriental.

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Los asedios son ilegales pero han continuado desde el inicio de la guerra hace cinco años.

Las organizaciones humanitarias están pidiendo a la comunidad internacional que haga más para poner fin a los asedios y facilitar el acceso de ayuda y evacuación de civiles.

La ley humanitaria internacional prohíbe utilizar a los civiles como blancos y también prohíbe la inanición de civiles como táctica de guerra.

Según Save the Children el sufrimiento de estas comunidades es "una evidencia estremecedora del fracaso de la comunidad internacional en Siria".

Tal como afirma Rihab, una madre que vive en Ghouta oriental: "Los niños están esperando su turno de morir. Incluso los adultos solo viven esperando su turno de morir. ¿Cuándo llegará mi turno?".