La última vez sucedió hace poco, cuando escribimos , la niña rumana que la policía griega halló en un campamento de gitanos en el centro de Grecia, cerca de la ciudad de Farsala.

Discutimos largo rato si al incluir en el título el término gitano no estábamos estigmatizando a toda a una comunidad.

"¿Es la particularidad de una historia una acusación contra todo un pueblo, una etnia, un género? ¿O son nuestras propias sensibilidades las que no llevan a creer que en aras de la justicia es mejor no destacar un dato específico?"

Había quienes con mucha pasión decían que sí, que cuando, por ejemplo, un negro comete un delito no lo incluimos en el titular. Menos aun cuando es un blanco.

Pero yo -que soy obsesiva y siempre estoy cuestionando las decisiones que tomamos- no estaba del todo convencida. Y sigo sin estarlo.

Muchas veces, cuando una noticia es protagonizada por un peruano, un chileno o un venezolano destacamos su nacionalidad. También lo hacemos con los jóvenes, los ancianos, las mujeres, neonazis, los judíos.

¿Por qué con unos pensamos que estamos estigmatizando y con otros no? ¿Es la particularidad de una historia una acusación contra todo un pueblo, una etnia, un género? ¿O son nuestras propias sensibilidades las que no llevan a creer que en aras de la justicia es mejor no destacar un dato específico?

Pareja de gitanos

Esta es la pareja con la que vivía María, quienes no eran sus progenitores.

No tengo una respuesta. El periodismo, por suerte, no es una ciencia exacta, y cada caso es único, pero una de las cosas que más miedo me da como editora es dejar de nombrar los hechos por ser políticamente correctos en exceso.

En el caso de María, la niña rumana, sigo pensando que decir que la pareja que la tenía era gitana no era contra todos los gitanos, sino información objetiva y precisa.

Pero puedo estar equivocada. Obvio. Por algo fue un debate en el que no alcanzamos consenso.

¿Ustedes qué piensan?