"Mr. Sunshine", el exmillonario que se hizo limpiador de zapatos
"El dinero me volvió débil"
Todo comenzó en San Francisco. Allí conoció a una neozelandesa que se convirtió en su primera esposa. Cuando los padres de su mujer se enfermaron, la pareja se mudó a Nueva Zelanda, donde participaron en la empresa familiar que manejaba un exitoso negocio de venta de vitaminas. La empresa finalmente se vendió y Woods recibió a cambio US$3,6 millones.Esta suma lo convirtió de la noche a la mañana en millonario y, su vida, según le contó a la BBC, cambió radicalmente.La humildad de un vendedor chino
Pero no fue sino hasta que ocurrió un encuentro fortuito con un anciano chino en una verdulería, que Woods se dio realmente cuenta de en qué persona se había convertido tras ganar su fortuna. Solía ir casi todos los días a una tienda de comestibles atendida por una mujer china y su madre. Un día encontró a un hombre de unos 85 años y no a las mujeres. Desconcertado, Woods lo trató muy mal. Pero cada vez que dejaba un producto rudamente en el mostrador, el anciano respondía con un humilde "gracias". "Cuando me estaba yendo me sentí tan estúpido. Le dije: 'Lo siento' y decidí que eso nunca volvería a pasar y cambié", recuerda Woods.Pérdida y renacimiento
Woods se divorció finalmente de su esposa, se deshizo del resto de su fortuna y comenzó una nueva vida en la que incluso llegó a ser bailarín de striptease.Angustiado tras una serie de traspiés y sin un peso, se desahogó en una consulta médica.Más feliz ahora que antes
Woods trabaja y entretiene a sus clientes. Alegre y extrovertido, sabe cómo robarle una sonrisa a la gente. "La gente me dice: 'Me has hecho el día'", cuenta satisfecho. "Este hombre es una leyenda", comenta a la BBC un joven que para regularmente para que Woods le limpie su calzado. "Mira lo que ha hecho con mis zapatos. Imagina lo que puede hacer por tu espíritu", añade. Para muchos, dejar de vivir en una mansión para mudarse a un departamento de dos ambientes provisto por los servicios sociales significa un descenso, como mínimo. Pero Woods no lo ve así. Dice ser mucho más feliz ahora que cuando era millonario."No me hacen falta los Rolls-Royce, puedo andar en autobús. No tengo que ser alguien, solo trato de ser buena gente, eso es todo", asegura."Cuando me levanto me miro en el espejo y no me deprimo: ¿cómo puedo sentirme triste cuando tengo tantas otras cosas? Hay tantas cosas por las que sentirse feliz".Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.
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