Con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México, ha vuelto a la luz pública un actor que ha participado en varias etapas de la historia reciente del país: la guerrilla.
Además del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el país operan al menos otros seis grupos guerrilleros con presencia en varios estados, según reconocen analistas e informes oficiales.
La mayoría son escisiones del Ejército Popular Revolucionario (EPR), que junto con el movimiento zapatista es una de las organizaciones más fuertes de México. Otros surgieron en comunidades rurales cercanas a Ciudad de México.
Pero todos se encuentran en un proceso de reorganización y fortalecimiento, le dice a BBC Mundo el especialista Jorge Lofredo, coordinador del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema).
"Las organizaciones político militares se encuentran en una etapa de acumulación de fuerzas en silencio. Eso quiere decir que no se dan a conocer, evitan todo enfrentamiento si no es de autodefensa", explica.
BBC Mundo le solicitó a la Secretaría de Gobernación informes sobre la situación de los movimientos guerrilleros en el país y las acciones oficiales para prevenir ataques armados.
No hubo respuesta.
Los orígenes
GRUPOS GUERRILLEROS ACTIVOS

- Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
- Ejército Popular Revolucionario (EPR)
- Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI)
- Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio (CCRP-CJ28J)
- Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP)
- Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP)
- Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR)
El antecedente más lejano de los actuales grupos guerrilleros -a excepción del EZLN- es la alianza entre el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo y el Partido de los Pobres (PROCUP-PDLP), que surgió a fines de la década de los años 60.
Fue una más de las organizaciones que nacieron en esa época, la mayoría de las cuales fueron desactivadas por militares y policías durante el período conocido como la "guerra sucia", entre 1970 y 1980.
De ese proceso sólo dos grupos mantuvieron su estructura: el PROCUP-PDLP y las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), que años después dieron origen al movimiento zapatista en Chiapas.
El PROCUP logró reunir a los sobrevivientes de 13 organizaciones guerrilleras, con lo cual nació el Ejército Popular Revolucionario, que se presentó oficialmente en junio de 1996.
Pero en los años siguientes sufrió varias divisiones internas que se convirtieron en nuevas agrupaciones guerrilleras.
Según especialistas y autoridades, el EPR es el grupo más activo y que ha realizado las acciones más violentas, como el ataque a oleoductos de Pemex en julio de 2007 en represalia por la desaparición de dos de sus principales líderes.
Los atentados dejaron sin combustible al occidente de México y provocaron pérdidas por más de US$136 millones.
Después del ataque, el EPR aceptó la tregua propuesta por una comisión ciudadana de intermediación con el gobierno federal, que promovió la localización de los jefes guerrilleros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.
La comisión se disolvió en octubre del año pasado, con lo cual terminó oficialmente el armisticio. Los líderes del EPR no han sido ubicados.
Narcotráfico y PRI
"Donde hay narcotráfico, a la guerrilla le genera un problema. No tiene poder para enfrentarlo, sería abiertamente liquidada"
Jorge Lofredo, Centro de Documentación de los Movimientos Armados
En los últimos años, los movimientos político-militares profundizaron su situación de clandestinidad, en parte para acopiar fuerzas pero también como una estrategia para evitar confrontación con carteles de las drogas, los cuales controlan algunas de las regiones donde operan los guerrilleros.
A diferencia de otros países, en México no hay evidencia de una alianza entre esos grupos ni tampoco hay certeza de algún enfrentamiento, afirma Lofredo.
Por el contrario: "Donde hay narcotráfico, a la guerrilla le genera un problema. No tiene poder para enfrentarlo, sería abiertamente liquidada".
Hasta ahora la mayoría de las organizaciones clandestinas -excepto el EZLN- funcionan a través de células móviles, sin control territorial y sin realizar acciones armadas.
Es una táctica ajena a las bandas criminales, asegura el coordinador de Cedema. El cambio frecuente de lugar de residencia y operación es una de las reglas principales para mantener la clandestinidad.

Hay quienes se preguntan si estos grupos saldrán de la clandestinidad con el regreso del PRI al poder.
¿Cuánto tiempo permanecerá el silencio estratégico? No se sabe, coinciden los especialistas, especialmente con el regreso del PRI a la presidencia mexicana.
Por un lado, recuerda a BBC Mundo Gilberto López y Rivas, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), todos los grupos guerrilleros "mantienen posiciones profundamente antipriístas".
Pero al mismo tiempo la capacidad militar de estas organizaciones es insuficiente para sostener un enfrentamiento prolongado con las fuerzas armadas del país.
Así, uno de los escenarios posibles es que el gobierno del PRI intente contactar a los grupos clandestinos, como lo hizo en el pasado con movimientos guerrilleros internacionales y algunos mexicanos.
Uno de los los objetivos sería, reconoce el investigador, evitar acciones de violencia en el país.
"El gobierno obviamente no quiere ese tipo de acciones, pero por otro lado tampoco los grupos históricos han dado señales de querer entrar a las confrontaciones", afirma.