Donald Trump y Sergei Lavrov

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El presidente Donald Trump recibió al canciller ruso Sergei Lavrov en la Casa Blanca el pasado 10 de mayo.

Reportes de prensa en Estados Unidos aseguran que el presidente Donald Trump compartió información de inteligencia clasificada con funcionarios de Rusia en una reunión la semana pasada en la Casa Blanca.

El señalamiento fue rechazado este lunes por el Consejero de Seguridad Nacional de Trump, Herbert Raymond McMaster.

Tanto el diario The Washinton Post como el The New York Times citaron fuentes del gobierno que aseguran que Trump habría compartido información altamente clasificada sobre el autodenominado Estado Islámico (EI) con los rusos.

Según las fuentes anónimas, ocurrió durante la visita que hizo el ministro del Exterior ruso, Sergei Lavrov, a la Casa Blanca la semana pasada, acompañado del embajador ruso en EE.UU., Sergei Kislyak.

Tras conocerse esta información, H. R. McMaster compareció ante la prensa brevemente desde la Casa Blanca para asegurar que no es cierto que información confidencial haya quedado comprometida en dicha reunión: "En ningún momento, hubo discusión acerca de fuentes o métodos de inteligencia. Y el presidente no reveló ninguna operación militar que no sea del conocimiento público".

"Yo estaba en la sala, eso nunca pasó", aseveró McMaster.

The Washington Post señala que de ser cierta la información que publica, Trump no habría cometido ningún delito, ya que el presidente tiene la potestad de revelar información clasificada.

En las últimas semanas el gobierno de EE.UU. ha estado bajo un fuerte escrutinio público por los contactos de miembros de la administración Trrump de Donald Trump con altos funcionarios rusos.

Reunión en la Casa Blanca entre EE.UU. y Rusia

AFP/MINISTERIO DEL EXTERIOR RUSO
La agencia rusa de noticias hizo pública esta imagen del encuentro de la semana pasada sin el conocimiento de la Casa Blanca.

El presidente estadounidense destituyó al director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), James Comey, la semana pasada en medio de una investigación sobre presuntos contactos de la campaña de Trump con los rusos.

Antes, su consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, renunció a su cargo por sus contactos con diplomáticos rusos.

Amenaza en aviones

The Washington Post aseguró que la información que Trump presuntamente compartió con los rusos fue "proporcionada por un socio de Estados Unidos" y es altamente sensible a un nivel que está "restringida" dentro del propio gobierno estadounidense, y no se ha compartido con otros países aliados.

Según el rotativo, se refiere a amenazas terroristas a través del uso de computadoras portátiles en aviones comerciales, las cuales estarían siendo planeadas por EI.

Tanto Estados Unidos como Reino Unido emitieron hace semanas restricciones para los pasajeros que viajan con equipos electrónicos con baterías en vuelos procedentes del norte de África y Medio Oriente.

Un funcionario de un aeropuerto estadounidense verifica el equipaje en un aeropuerto.

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La medida afectará a vuelos procedentes de una decena de aeropuertos de ocho países.

El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. dijo entonces que la medida se debe a que grupos extremistas "están explorando métodos innovadores para derribar aviones".

Según The Washington Post, en su conversación con Lavrov la semana pasada Trump habría revelado en qué ciudad del territorio controlado por EI fue detectada la amenaza de la que tuvo conocimiento un aliado de inteligencia de EE.UU.

Ese hecho "pone en peligro la cooperación de un aliado que tiene acceso a los mecanismos internos de Estado Islámico", según las fuentes del diario.

McMaster reconoció que en la reunión se habló de "amenazas comunes" para los dos países, "incluidas amenazas contra la aviación civil", pero rechazó que información de inteligencia fuera divulgada.

"Dos otros altos funcionarios que estuvieron presentes, incluido el secretario de Estado (Rex Tillerson), recuerdan la reunión de la misma manera y lo han dicho. Sus testimonios oficiales deben superar a las de fuentes anónimas", aseveró el consejero de Seguridad Nacional.

H.R. McMaster

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El consejero McMaster rechazó categóricamente que el presidente haya compartido información clasificada.

Según The New York Times, que también cita a fuentes de gobierno anónimas, el aliado de EE.UU. "ha advertido repetidamente a los funcionarios estadounidenses de que cortaría el acceso a esa información delicada si se compartía".

"El temor es que Rusia sea capaz de determinar exactamente cómo se obtuvo la información y podría interrumpir los esfuerzos de espionaje del aliado", reportó The New York Times.

Un alarde de Trump

Tanto EE.UU. como Rusia tienen como objetivo común el fin de EI en Siria, pero no comparten estrategias y han tenido diferencias militares sobre cómo tratar la guerra civil del país.

Rusia apoya al presidente sirio Bashar al Asad, mientras que EE.UU. ha planteado que debe salir el poder.

The Washington Post y The New York Times dijeron que los funcionarios con conocimiento de la reunión notaron cierto "alarde" del presidente Trump sobre su conocimiento de las amenazas de EI.

"Tengo una gran (información de) inteligencia. Tengo gente que me explica brevemente gran inteligencia todos los días ", dijo el presidente, según estos diarios.


¿Un cuchillo en la espalda?: Anthony Zurcher, BBC Washington

Las consecuencias de esta historia podrían ser enormes, y no solo porque hubo un sinfín de comentarios de republicanos el año pasado -contra Hillary Clinton- sobre la importancia de proteger la información secreta. Hay una conexión rusa, por supuesto.

El FBI está investigando actualmente a la campaña de Trump por los posibles lazos con los intereses de Rusia.

Las reuniones con el embajador ruso Sergei Kislyak ocuparon un lugar prominente en el despido de Michael Flynn como Consejero de Seguridad Nacional, y en que el fiscal general Jeff Sessions se inhibiera de participar en las investigaciones sobre Rusia.

También está la cuestión de si los aliados estadounidenses serán más reacios a compartir información confidencial de inteligencia con Estados Unidos, para evitar que el presidente ponga las fuentes en riesgo.

Esto solo alimentará las acusaciones de los críticos de Trump de que el presidente es indisciplinado e inexperto en las delicadezas de la política exterior, y que su estilo presenta un peligro constante.

Por último, vale la pena recordar la enemistad que Trump ha tenido con la comunidad de inteligencia de EE.UU. Tomó menos de una semana para que esta historia sumamente embarazosa se hiciera pública. Si la revelación es un cuchillo retorcido en la espalda del presidente, no es difícil sospechar de dónde vino.