Los países vecinos a Siria indicaron en un encuentro de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, que la presión que ejercen sobre sus recursos los miles de refugiados sirios que han albergado se vuelve insostenible.

Más de dos millones de personas han abandonado el país árabe debido a la guerra civil que lleva más de dos años y han terminado en su mayoría en Líbano, Jordania, Irak y Turquía.

El ministro de Asuntos Sociales del gobierno libanés dijo en la reunión que tuvo lugar este lunes que en su país está creciendo el resentimiento social contra los refugiados, que ya constituyen el 20% de la población libanesa. Según el ministro, muchos de sus compatriotas reclaman que la frontera entre ambos países se cierre.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania pidió más ayuda internacional, alegando que la presión sobre los servicios sociales en su país ya ha pasado el límite.

Pero el fondo de ayuda internacional creado por la ONU para lidiar con esta crisis humanitaria, que según la Agencia para los Refugiados (ACNUR) amenaza con desestabilizar toda la región, solo ha recaudado la mitad de lo esperado (US$2.200 millones de los US$4.400 millones necesarios).

Además, el pedido de la ONU para que países como Estados Unidos o las naciones europeas reciban a refugiados sirios no ha tenido una respuesta positiva hasta el momento.